Capítulo 6: ¿Quienes son los pollitos que yo más quiero?

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Algunos unos días pasaron luego de haber tenido aquella mágica noche sin contenerse, con amor y placer.

La mañana en la mansión Lascurain transcurrió normal con su rutina no tan rutinaria. Siempre es una nueva aventura con las travesuras de los clones y sus secuaces, Luz y Dieguito.

Se van a la escuela, Fernando le da un sutil beso en la frente a los niños y luego uno de amor a Ana. Se despide de las gemelas y sale para la oficina.

Ana como es costumbre se queda en la casa para cuidar de las niñas y en las mil y una tareas que siempre tiene. Casa grande, familia grande, amor en grande pero quehaceres interminables. Ana es muy activa como para quedarse sin hacer nada. Y ese trastorno obsesivo compulsivo que tiene por no dejar de hacer algo.

Mientras está cambiando a Ana Estefanía, el teléfono suena, lo mira y muy contenta:

Ana: ¿Qué Pachuca por Toluca mi Johnny? ¿Como están la Jennys y la niña? (Aunque el vocabulario de Ana es más culto, su folclor jamás lo perderá, pues con él fue que cautivó a Fernando)

Johnny: Ay, están muy bien. Mi Ana, ¿cómo estas? ¿Cómo está la tropa y Don Fernando?

Ana: Todos estamos muy bien. ¡Cada día más felices! Estoy viviendo todo lo que anhelaba mi corazón.

Johnny: Ana, tengo algo que preguntarte.

Ana: Johnny, no me digas que te metiste en otro de tus fallidos negocios. Tu andas muy bien con el workshop, recuerda que ahora tienes una familia por la que cuidar.

Johnny: No Ana, ¡déjame hablar!

Ana: Yo y mi bocota.

Johnny: (Hablando sin pausas) Se que desde que te casaste y tuviste a las niñas solo practicas el Pole en tu hogar, pero es que Dana tuvo que salir de emergencia a su pueblo dejándome ese hueco. Tengo mucha matricula estas semanas y no tengo quien me pueda cubrir. Eres la mejor y única en tu clase, sé que el baile es una de tus pasiones, pensé que a lo mejor tú podrías ayudarme. Te prometo que acomodaría las horas a tu conveniencia para que puedas ayudarme. Ana yo sé que esto es mucho pedir. Somos carnales, es una voz que pide ayuda. Hazme ese paro, ¿sí?

Ana: Chale, Johnny sobrepasaste mi récord en hablar corridito y sin pausas. (Ríe y queda en silencio por unos instantes. Meditando, pensando y analizando lo que le propone Johnny). Sabes que eres mi carnal y estoy en la mejor disposición de ayudarte, pero tengo que pensarlo y dialogarlo con Fernando. También están mis niñas. Yo te marco.

Ana cuelga el teléfono y mira a Soledad con cara de confusión. Pues es algo que le gustaría hacer para ayudar a Johnny y para probarse ella misma, pero a la vez sabe que tendría que dejar a sus niñas por unas horas, cosa que no está muy segura si querrá hacer.

Soledad: (sosteniendo a una de las gemelas) ¿Qué pasó Ana? Tu cara muestra confusión.

Ana: Ay Mamá, era el Johnny tiene una bronca en el workshop, Dana salió de emergencia y necesita que lo ayude con unas clases de Pole. Pero la verdad le dije que me deje pensarlo.

Soledad: Mijita, creo que debes hablarlo con Fernando.

Ana sostiene a Ana Estefanía y sale del cuarto sonriente, pues las hermosas niñas ya están dando indicios de querer dar sus primeros pasos.

Mientras va trascurriendo el día sigue pensando en el asunto del workshop y cada vez se va entusiasmando más con la idea de poder enseñar a otras lo que ella conoce. El teléfono suena:

Ana: ¡Hello my lovely husband! Me encanta escuchar tu voz, Te extraño.

Fernando: Ana de mi alma, yo las he extrañado más. Te deseo con locura. Pienso en la noche de Lola y me da calentura.

Un Ratito Más!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora