Capítulo 5: ¿Quién doma a quién?

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Con una pequeña transición, la música cambia al igual que la ambientación de luces ya programadas con el ritmo de la música.

*Insertar música*

Ya rasgada la camisa de Fernando y su pecho descubierto, Ana con una de sus manos va arañando sutilmente todo su pecho, excitando más a su hombre, mientras con la otra va sobando su muslo para seguir provocándolo.

Fernando no sabe cuánto más podrá soportar sin tocarla, pues su regla es de mirar pero no tocar. Las fantasías van mucho más allá de la realidad y con la fuerza de un amor descontrolado, Ana comienza a besarlo como si no hubiera podido hacerlo en mucho tiempo.

Fernando: Lola, me vuelves loco. ¡Vamos! Esta pasión que le llaman, me está quemando por dentro. Ya no me puedo aguantar. ¡Déjame tocarte! (todo excitado le dice a Ana)

Ana: Shhhh.... (Ana no dice nada más)

Mientras con una mano sigue acariciando todo su pecho, con la otra va quitándose el antifaz. Lo tira en algún punto de la habitación, le da otro beso y la dice:

Ana: Señor Lascurain, ahora (abriendo ambas manos y aún encima de él) si puede tocar a su esposa donde desee. Pero recuerde, ¡esta noche, mando YO!

Fernando sin decir palabra se levanta del sillón con ella cargada en sus caderas y así comienza a besarla apasionadamente.

Esta noche, noche de luna llena solo significa noche salvaje. Sin barreras y sin pudor comienzan a devorarse. Como las estrellas le hacen el amor al universo con tanta inmensidad, así Ana y Fernando van consumando la pasión.

El da unos pasos aun besándose como si se dispusieran a bailar con ella cargada, pero da media vuelta y la reclina contra el sillón. Se va quitando lo que le queda de camisa, mientras ella va desajustando su correa y su pantalón.

Ella se vuelve a parar, le pega otro beso y lo va moviendo para de una vez tirarlo al sillón. Ella aun con la ropa chiquitita puesta, le baja los pantalones y cuando quita su calzón se encuentra con el pene en su máximo tamaño.

Sin mediar comienza a darle sexo oral, arriba abajo, arriba abajo, mientras va haciéndole cosquillas en los testículos para crearle más sensación de placer.

Lapsos sutiles y lapsos intensos con sus manos y su boca continuó dándole sexo oral.

Ya en el climax del momento, Fernando no pudo evitar eyacular. Agarro un paño, limpio su pene.

Se paro del sillón y en otra fiesta de besos comenzó a quitar el sostén de Ana. Mientras lo quitaba iba besando su boca, su pómulo, su cuello y comenzó a besar sus senos y a succionarlos para lograr una excitación aún mayor en Ana. Mientras hacía esto, bajo sus manos hasta sus caderas y empezó a darles movimiento de lado a lado. Siguió bajando sus besos hasta su vientre. Fernando fue quitándole el pantalón y luego la tanga. Fernando siguió bajando sus besos ya muy cerca del monte de Venus de Ana, ella fue dejándose caer al piso mientras Fernando con sus manos iba tocando su vagina.

Ya en el piso, Fernando con sus manos va tocando su clítoris e introduce sus dedos para darle placer. Baja su cabeza y con su lengua juega con el clítoris de Ana mientras sigue metiendo y sacando sus dedos de la vagina. Ana comienza hacer respiraciones de excitación y con ambas manos se agarra del pole. Fernando continuó jugando con su clítoris hasta que Ana pego un grito de satisfacción pues ya había llegado al orgasmo.

Ana medio se levanta y agarra a Fernando por sus pómulos, lo mira fijamente a los ojos y le dice:

Ana: Déjame sin aliento, nunca me dejes ir. Invade mi espacio y tomaré el placer, junto con el dolor. Ámame intensamente.

Luego de estas palabras Ana lo vuelve a besar. El único remedio para aliviar la calentura de sus cuerpos es con un baño de besos, caricias y la fusión de ambos cuerpos.

Al ritmo de la música se levantan del piso, él como Adán y ella como Eva, tal como Dios los trajo al mundo.

Con pasión, él huele su cuello, le da un beso, agarra su mano y la hace girar como bailarina en cofre de joyería. Ella comienza a reír.

Él la toma por sus caderas y la vuelve a besar. Ella muerde su labio inferior y se trepa encima de él. Llegan al sillón, él se sienta y ella encima, agarra su pene mientras lo besa por todos lados y comienza a introducirlo en su vagina. Deja de besarlo y pone su cabeza mirando al techo y arquea su cuerpo en símbolo de placer. Sintiendo el pene de Fernando dentro de ella comienza a moverse encima, hacia adelante y hacia atrás, lentamente pues sabe que esto volverá a su esposo aún más loco.

Ella según va hacia adelante y hacia atrás no puede evitar gemir de placer, al igual que Fernando.

Cuando ella iba incrementando la velocidad del movimiento él se levanta con ella aún dentro y mientras ella seguía moviéndose, él la pone en el brazo del sillón. Él parado y ella acostada, casi haciendo malabares por la posición en la que se encuentra, él empieza duro y dale, duro y dale, cada vez más intenso y más fuerte. Ella se levanta un poco para poder aguantarse de su espalda y clavarle las uñas, vuelve y se recuesta mientras ambos siguen gimiendo.

En el climax del acto, él sigue hacia adelante y hacia atrás, rápido, muy rápido y le da una última vez, fuertemente, y se queda dentro de ella. Pues como una explosión, se vino dentro de ella, a lo que casi como un rugir, él gritó y ella levantó su torso del brazo del sillón, con respiración agitada, agarra y entierra sus uñas en sus glúteos para que él no se mueva de allí.

Como arena abrazando las olas, sus cuerpos se compenetran en uno. Continúan la danza de besos y caricias acostados en el piso. Él bordando su cabello y ella pintando sus brazos de amor como si fuera lienzo en blanco.

Ana: Te amo Fernando. Nuestro amor es un libro con una nueva página, para escribir todos los días una nueva manera de amar.

Fernando: Tu encanto de mujer hace que todos los días me enamore de ti como si fuera la primera vez que te vi.

Ana: Eso es el amor Fernando, descubrirnos y enamorarnos cada vez más. Pintas mis días de color. Je t'aime!

Se levantan del piso y comienzan a vestirse. Ana se mira al espejo, mira alrededor a través del espejo y:

Ana: (comienza a reír) Fernandou ¿a poco estamos tomando esto de costumbre, destrozar todo a nuestro alrededor? Eres una fiera.

Fernando: ¿Fiera yo? (ríe) ¿Quién doma a quién?

Ana: (ríe) A jijo. No me calientes otra vez que mira la hora que es y si me caliento, no saldremos de aquí.

Fernando le da un sutil beso. Ana riendo de satisfacción, se vuelve a mirar al espejo para arreglarse el cabello y continuar vistiéndose. Fernando se viste y Ana se pone la chamarra color crema pues ya se disponen a salir de la recámara. Ella apaga la música, él las luces y salen.

Tomados de la mano, ella reclina su cabeza en su hombro, como dos adolecentes enamorados, van caminando por los pasillos de la mansión.

Fernando: ¡Gracias por regalarme esta noche mágica, Lola!

Ana: (ella ríe) Gracias a ti descubrí el amor verdadero. El amor cada día nos hace a nosotros.

Entran a su recámara, agotados de tanto placer y sexo salvaje.

Abrazados se quedan dormidos en la cama, tal como estaban vestidos.

Continuará...

Que bella Silv y todas esas fotos, estoy re-que-te-muerta de amor jaja 😍👶🏻💙 #TodasSomosTias

¡Gracias por su apoyo! Disculpen que no actualicé antes pero ya aquí lo tienen, prometo actualizar más seguido. Dejen sus comentarios, sugerencias, las quiero y miles de besos. Estrellita ✨

Twitter: LeAmourTa

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