Capítulo 11: Ausencia (Parte 1)

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POV PABLO

- ¿Que decís Café? - exclamó Tomás mientras salíamos de la cafetería para dirigirnos al aula. - ¿Cómo voy a decirle eso a Pilar?

Efectivamente, Guido estaba dándole a Tomás uno de sus "maravillosos" consejos, que por suerte después de dos años, tanto Tomás como yo entendimos que "si algo quieres que te salga bien, no le hagas caso a Guido". Aunque tengo que reconocer que en alguna ocasión, si ha tenido razón.

- Estas loco Café, eso no tiene ningún sentido - le digo a Guido.

La verdad que su idea era pésima.

- Vos haceme caso y veras como... - Guido intentaba convencer a Tomás.
Pero yo perdí el hilo de la conversión cuando fui consciente de la imágen que había delante de mi.

Frené de golpe, y por consecuencia Tomás y Guido hicieron lo mismo. Ambos miraron al mismo punto que miraba yo.

No me lo puedo creer. ¿Pero este pibe no entendía nada?

Javier sujetaba el antebrazo de Marizza y supuse que lo hacía con bastante fuerza cuando ella hizo un gesto para intentar zafarse y no lo consiguió.

- ... me sueltes - logre escuchar a Marizza.

Ah no, Javier realmente no me conocía a las malas, y yo estaba deseando mostrarle ese lado mío desde que volvió al colegio.

Pero a penas dí cuatro pasos cuando apareció el profesor de matemáticas.

- Alumnos porfavor, entren al aula. - nos ordenó. - Hace unos minutos que sonó el timbre. ¿O no escuchan?

Genial, el profesor había evitado una carnicería. Porque yo a Javier lo iba a matar.

Escuché un suspiro a mis espaldas. Supongo que fué Tomás, que odiaba las peleas.
Y habia que reconocer que el profesor había evitado una guerra, no solo una simple pelea.

Javier no tuvo más remedio que soltar a Marizza, y ella según estuvo libre entró rápidamente a la clase.

El profesor se quedó en la puerta esperando a que entraramos, así que todos nos apresuramos a entrar y sentarnos.

Cuando Tomás y yo nos acomodamos en nuestros asientos no pude evitar que mi vista se dirigiese directamente a la persona que se sentaba delante de mi; por lo que pude apreciar perfectamente como Marizza se rascaba la zona del brazo por donde Javier le había sujetado.
Luján, que había entrado detrás de Guido, Tomás y yo, se inclinó para susurrarle algo a Marizza y ésta negó con la cabeza.
Y yo me moría por preguntarle si se encontraba bien y que era lo que le había dicho Javier.

Es cierto que Marizza y yo no estábamos en nuestro mejor momento, yo había intentado esquivarla estos últimos días, porque necesitaba tener la cabeza despejada y pensar bien en lo sucedido. Sé que si ella me mintió tuvo que tener razones válidas para ello; y aunque eso no la justifica... Tal vez si pueda entenderla.
Pero si algo tengo claro es que ella sigue siendo mi novia y que mi preocupación por su bienestar sigue siendo una de mis prioridades. Asi que verla otra vez con Javier y en esas circunstancias, hace que pierda toda mi cordura y quiera destruirle.
No puedo permitir que Javier vuelva a entrar en la vida de Marizza. Ese pibe no es trigo limpio y lo quiero lo más lejos posible de ella.
El problema es que mi novia es la persona más terca del mundo, y cuando se trata de "ceder el poder", nunca está de acuerdo. Ella siempre tiene que manejarlo todo y tener todo bajo control.

Suspire resignado. Tarde o temprano tenía que hablar con ella. No podíamos seguir así y menos con Javier tan cerca nuestro.

La hora de matemáticas fue tan aburrida como siempre. Cuando solo quedaban algunos minutos para acabar, el profesor nos repartió una fichas con algunos ejercicios y nos pidió que los tuviéramos hechos para mañana.
En la siguiente hora tuvimos la clase de arte, que fue algo más entretenida que la de matemáticas, pero igualmente acabamos con más ejercicios. Por suerte justo sonó el timbre que anunciaba el primer recreo.

SUEÑOS REBELDES (Rebelde Way 3Tª)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora