POV TOMÁS
En la habitación se escuchaban los choques que producían nuestros sexos una y otra vez, mezclados con los gemidos de placer que ambos emitíamos.
Nos encontrabamos en el almacén que había detrás de la barra del bar, para Pili y para mi se había convertido en una especie de rutina venir aquí por la noches después de que sonase el último timbre anunciando el toque de queda y la hora de dormir. Aunque nosotros hacíamos todo lo contrario. Ese último timbre para nosotros significa la libertad de estar un rato juntos y poder disfrutar el uno del otro.
Con mi mano izquierda sujetaba con firmeza sus caderas para no salirme de su interior y con la otra le aparté el pelo sudado que se le pegaba a la cara.
Incluso así todo sudada mi chica era realmente preciosa, no podía parar de mirarla. Estos momento con ella eran los mejores sin duda.
Besé su hombro derecho como muestra de cariño, sintiendo la suavidad de su piel. Ante ese gesto, la mirada de Pili hizo contacto con mi ojos y me sonrió.- Me encanta cuando sonreís- le dije jadeando, sin parar de entrar y salir de ella. - No puedo para de mirarte - confesé.
Pili me besó como respuesta.
Ella no era mucho de hablar, sin embargo a mi curtir con mi novia me ponía romántico. Pili prefería el romanticismo para después. Sabía que le encantaba cuando nos quedábamos abrazados por horas hablando o simplemente nos acurrucabamos sin decir nada, solo escuchando nuestras respiraciones acompasadas.
Le devolví el beso intensamente, nuestra lenguas entrelazandose una y otra vez, como si no se quisieran separar la una de la otra. Pilar gimió de manera sonora, arqueando un poco el cuerpo y aferrándose fuertemente con sus manos en mi espalda. Sabía que sus dedos me dejarían marca, como tantas otras veces. Pero no me importaba, mi marca también estaba es su piel, encima de su pecho izquierdo en forma de chupón.
Cerré los ojos sintiendo como ambos estábamos a punto de llegar al éxtasis. Aceleré las embestidas, bajando mi mano derecha a su entrepierna para rozar su clítoris con mis dedos formando círculos. Pili en cuanto sitió mis dedos en su intimidad soltó una maldición y yo estuve a punto de soltar una carcajada, la conocía lo suficiente para saber que esto era precisamente lo que necesitaba para llegar al clímax. Y efectivamente, unos minutos después sentí como sus paredes internas se apretaban al rededor de mi pene y lanzaba un grito que acallé poniendo mi boca sobre la suya. Pilar era bastante escándalosa en el sexo y siempre me daba miedo que nos pillaran por culpa de sus gritos. Aunque está vez mi boca sobre la suya logró amortiguar el sonido.
Segundos después fuí yo quien gruñó cuando logré correrme.- Te amo - me susurró Pilar al oído cuando caí sobre ella complemente saciado.
- Y yo a vos - le respondí dándole un besito en el cuello.
Sin duda el sexo con mi chica era el mejor que había tenido nunca. Con ella aprendí la diferencia del sexo con y sin amor.
Estuvimos varios minutos así abrazados, escuchando únicamente como nuestras respiraciones empezaban a normalizarse.
Aún seguía metido en su interior asique cuidadosamente me levanté de ella y me retiré, sacando mi pene en el proceso. Pili se estremeció pero no dijo nada. Yo me quité el preservativo, y como hacia siempre lo envolví entre unos papeles que dejé al lado de nuestras ropas para luego poder tirarlo sin que nadie se diese cuenta.Me tumbé a su lado y la atraje hacia mi. Pili apoyó su cabeza en mi pecho y suspiró complacida.
- Amo hacer esto con vos - me dijo mientras me acariciaba el pecho con los dedos. Yo cogí la manta que estaba a nuestro costado y nos arropé con ella. - Hace que todo lo malo se me olvide.
No podía decir lo mismo. Obviamente también amaba tener intimidad con ella, pero lo problemas no salían nunca de mi mente. Como ahora. Que no podía dejar de pensar en mi mejor amigo.
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SUEÑOS REBELDES (Rebelde Way 3Tª)
FanficSe aproxima un nuevo curso y con él nuevas vivencias, nuevos riegos y mucha rebeldía. Quinto año viene fuerte y nuestros rebeldes están a punto de demostrar lo vivos que están y lo imparables que pueden llegar a ser. Marizza, Pablo, Mía y Manuel jun...