Entre Alturas y Distancias

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Richard

El avión aterrizó en Cochabamba y el aire fresco de la ciudad boliviana me recibió de inmediato. A mi lado estaban Lucho y Lerma, riéndose de algo que había dicho Deossa momentos antes. El ambiente siempre es más relajado cuando llegamos a una nueva ciudad con la selección, pero en el fondo, la tensión de los próximos días ya comenzaba a sentirse. Sabíamos que el partido en el Estadio Hernando Siles, en La Paz, sería una dura prueba. La altura siempre juega en nuestra contra, pero estamos acostumbrados a retos.

—"¿Ya hablaste con Sofía?" —me preguntó Lucho mientras caminábamos hacia el autobús que nos llevaría al hotel.

—"Sí, me mandó un mensaje cuando aterrizamos, pero todavía no la he llamado" —respondí, mirando mi teléfono. "Ella se va para Bolivia el 9."

—"¿Cómo haces para mantener todo bajo control con el fútbol y ella? Se ve que lo llevas bien" —preguntó Deossa, sonriendo mientras empujaba a Lerma en broma.

—"Es Sofía... Ella lo hace fácil. Nos entendemos bien, y aunque no siempre estamos juntos, la confianza lo es todo. Igual, la voy a llamar después del entrenamiento" —le respondí.

Lucho asintió, sabiendo lo importante que es tener una pareja que te apoye en esta vida llena de viajes y desafíos.

Entrenamos fuerte esa tarde. El cuerpo respondía, pero sentía la altura afectándonos poco a poco. La sesión fue intensa, pero necesaria para adaptarnos al ambiente. Al terminar, el cansancio comenzaba a pegar, pero sabía que tenía que hablar con Sofía antes de desconectarme.

Me encerré en mi habitación, me tiré en la cama y abrí FaceTime. No pasó ni un minuto cuando su cara apareció en la pantalla, sonriendo.

—"¡Hola, mi amor!" —dijo con esa voz dulce que siempre me calma.

—"Hola, princesa. ¿Cómo estás?" —le respondí, sonriendo automáticamente al verla.

—"Bien, pero ya te extraño. La casa está demasiado tranquila sin ti" —dijo, mientras me mostraba su plato de comida. "Hoy intenté hacer la pasta que te gusta, pero no quedó tan bien sin ti para ayudarme."

—"Ja, no te creo. Tú siempre la haces mejor que yo. Yo también te extraño... pero ya el 9 nos vemos" —le aseguré, aunque no podía evitar sentirme impaciente.

—"¿Cómo estuvo el entrenamiento? ¿Cómo te sentiste con la altura?" —me preguntó, con genuina preocupación en sus ojos.

—"Difícil, como siempre. Pero ya sabes, con el equipo estamos bien. Es cuestión de adaptarnos" —le expliqué. "Ya sabes cómo es esto... pero estamos enfocados."

La conversación fluyó tranquila, como siempre. Sofía me contó sobre su día, y yo le hablé de los planes para los entrenamientos de los próximos días. Me gusta que, a pesar de la distancia, siempre mantenemos nuestra conexión intacta.

—"Te amo, Richi" —dijo suavemente, antes de colgar. "Nos vemos pronto."

—"Yo también te amo, Sofi. Falta poco" —le respondí, antes de que la llamada terminara.

Suspiré, dejando el teléfono a un lado, y cerré los ojos. Aunque la distancia a veces pesa, el saber que ella siempre está ahí me da la energía para seguir adelante. Ahora, a enfocarnos en el partido... el 9 de octubre está a la vuelta de la esquina, y pronto volveré a tener a Sofía a mi lado, donde siempre debería estar.

Si tú supieras |Richard Rios|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora