La música vibraba en el aire denso de la sala, mezclándose con el eco de las conversaciones y risas que llenaban cada rincón. Las luces suaves reflejaban el lujo que impregnaba cada detalle, desde las copas de champán hasta las prendas cuidadosamente elegidas por los asistentes. Era Mónaco, la élite reunida bajo un cielo estrellado, pero Max Verstappen apenas sentía el peso de la atmósfera. Estaba inmerso en algo mucho más personal, mucho más íntimo.Desde una esquina, con un vaso de whisky frío en la mano, sus ojos se aferraban a una única figura entre la multitud: Sergio Pérez. Allí estaba, irradiando carisma con una facilidad inquietante. Su risa —esa mezcla irresistible de confianza y dulzura— lo envolvía todo, capturando la atención de quienes estaban a su alrededor. Vestido con un traje oscuro impecable, Sergio parecía el centro de un universo propio, y Max no podía apartar la mirada.
No entendía por qué su cuerpo reaccionaba de esa forma, con un calor abrasador que subía desde su pecho hasta su garganta. Era como si el aire se hubiera vuelto más denso, más cargado. Intentaba convencerse de que era solo una atracción superficial, una chispa fugaz en medio de la opulencia de la noche. Pero la tensión era innegable. Cada vez que Sergio movía sus manos al hablar, Max sentía una presión en el pecho. Y cuando sus miradas se cruzaron por primera vez, el tiempo pareció detenerse.
Max desvió la vista, incómodo, sintiendo cómo su corazón martilleaba en su pecho. "Es solo un tipo," pensó, intentando sofocar el torbellino de emociones que lo invadía. "Solo alguien más en la fiesta." Pero no era solo eso, y lo sabía.
Cuando Sergio se acercó a la barra, Max sintió un nudo en el estómago. Sus pies se movieron casi por instinto, siguiendo la presencia de Sergio como si una fuerza invisible lo empujara hacia él. A medida que se acercaba, su mente era un caos de dudas, pero su cuerpo estaba decidido. Finalmente, se encontraron uno al lado del otro, el ruido de la fiesta amortiguado por la tensión creciente entre ambos.
—Max, ¿verdad? —dijo Sergio, con una sonrisa fácil, sus ojos oscuros fijos en los de él. Había algo en la manera en que pronunciaba su nombre, un susurro íntimo que erizó la piel de Max.
Max asintió, luchando por mantener la compostura. —Sí, y tú eres Sergio —respondió, aunque su voz sonaba más ronca de lo habitual. Había algo en esa cercanía, en el calor que emanaba del cuerpo de Sergio, que lo ponía nervioso.
—¿Qué haces aquí solo? —preguntó Sergio, inclinándose ligeramente hacia él. El tono era ligero, pero la mirada de Sergio decía mucho más. Había curiosidad, pero también algo más profundo, algo que Max no podía definir, pero que lo hacía sentir expuesto.
Max tragó saliva. —Solo observando... —Su mirada se desvió por un segundo hacia los labios de Sergio—. A veces me gusta ver antes de actuar.
Sergio sonrió, sus labios curvándose lentamente en una expresión que parecía casi peligrosa. —Entiendo. A veces es más fácil mirar desde lejos. —El comentario parecía casual, pero Max sintió cómo la tensión entre ambos crecía con cada palabra.
La proximidad de Sergio era casi sofocante, pero no quería apartarse. Sentía el calor de su cuerpo cerca del suyo, su perfume embriagador envolviéndolo. La conversación entre ellos continuaba, pero cada palabra era solo una excusa para mantener el contacto visual, para prolongar ese momento de tensión cargada. Max no sabía cómo manejarlo. Había algo en Sergio que lo atraía como un imán, algo en la forma en que lo miraba, como si pudiera ver más allá de las palabras.
En un movimiento casi imperceptible, Sergio levantó una mano y rozó el brazo de Max. El gesto fue breve, apenas un toque ligero, pero el efecto fue inmediato. Una descarga de electricidad recorrió el cuerpo de Max, y tuvo que contener el aliento. Nunca había experimentado algo tan potente, algo que lo sacudiera tan profundamente con un simple roce.
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Stuck in Your Web ~ Chestappen
Fanfiction⚠️Tóxico +18 ⚠️ Lo que comienza como una atracción intensa pronto se transforma en un juego oscuro de poder y sumisión. Mientras Max lucha por mantener el control de sí mismo, su mente se va llenando de pensamientos cada vez más perturbadores. El de...