Capitulo 15

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Sergio apenas había tenido tiempo de recuperarse del clímax cuando las palabras de Max, susurradas con esa mezcla de poder y deseo, hicieron que su cuerpo se tensara de nuevo

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Sergio apenas había tenido tiempo de recuperarse del clímax cuando las palabras de Max, susurradas con esa mezcla de poder y deseo, hicieron que su cuerpo se tensara de nuevo. "¿Estás listo, preparado para mí?" resonó en su mente, como una orden silenciosa. Max lo sostenía firmemente, su respiración caliente y controlada se mezclaba con el vapor del agua, y el peso de esa pregunta, aunque retórica, hizo que Sergio se diera cuenta de lo inevitable: Max no había terminado, ni él había llegado al límite de lo que su cuerpo podía dar.

Max volvió a ajustar la posición de Sergio en sus brazos, apretándolo más contra la pared, mientras sus ojos lo miraban con intensidad, con una oscuridad latente que se mezclaba con la lujuria. Sergio, todavía jadeante, intentaba controlar su respiración, pero la fuerza con la que Max lo sostenía no le dejaba espacio para recuperarse del todo. Las manos de Max recorrían su cuerpo, como si estuviera preparándolo nuevamente, marcando el camino que tomaría.

Sergio sentía la dureza del miembro de Max presionando contra él, una sensación que solo intensificaba el deseo que aún lo mantenía al borde. El cuerpo de Max estaba caliente, fuerte, y completamente decidido a reclamar lo que ya era suyo. Max inclinó la cabeza hacia su cuello, besando la piel húmeda con una mezcla de ternura y urgencia, mordiendo suavemente el lóbulo de su oreja antes de susurrar, con una voz que resonó en lo más profundo de Sergio.

—Voy a hacer que sientas todo de nuevo... —le dijo, su aliento cálido enviando una corriente de placer directo al abdomen de Sergio.

Max lo sujetó con más firmeza por los muslos, separándolos ligeramente mientras su propio cuerpo se alineaba, listo para entrar. La anticipación era casi insoportable. Sergio pudo sentir cómo Max, con una lentitud tortuosa, comenzaba a empujar la cabeza de su erección contra su entrada, haciéndolo temblar de nuevo. El cuerpo de Sergio se tensó, sus piernas apretándose alrededor de la cintura de Max, pero no había escape, no quería escapar.

—Relájate... —murmuró Max, sus dedos trazando suaves círculos en la piel de sus muslos mientras lo mantenía en su lugar.

Sergio cerró los ojos, dejándose llevar por la mezcla de tensión y deseo. Sintió cómo Max empezaba a abrirse paso dentro de él, con una firmeza calculada, llenándolo centímetro a centímetro. Un gemido bajo, profundo, escapó de los labios de Sergio, y su espalda se arqueó involuntariamente, sus manos aferrándose más fuerte a los hombros de Max. El estiramiento era intenso, pero la sensación de ser reclamado por completo lo sobrepasaba.

Max no se apresuraba, su control era absoluto, sabiendo exactamente cuándo detenerse, cuándo avanzar más. Cada movimiento parecía diseñado para que Sergio sintiera cada pulgada que lo llenaba, para mantenerlo en ese punto justo entre el placer y el dolor. Sergio respiraba entrecortadamente, sus jadeos ahogados resonaban en el pequeño espacio de la ducha, mientras el agua tibia caía sobre ellos, pero la única fuente real de calor era Max, empujando más profundamente en su interior.

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