Max se encontró con la mirada de Sergio, buscando la validación en esos ojos oscuros, y cuando vio el destello de deseo reflejado en ellos, supo que había cruzado un umbral del que no había retorno. Sergio estaba dispuesto a entregarse a él, y eso encendió algo primitivo dentro de Max, algo que lo hizo querer explorar cada rincón de su deseo.
Con una mano firme en la cintura de Sergio, Max lo atrajo hacia él, sintiendo el calor de su cuerpo. Cada milímetro de separación entre ellos era una invitación que anhelaba consumir. Los labios de Max encontraron los de Sergio, esta vez con más intensidad, como si cada beso fuera un pacto, un compromiso de explorar el terreno prohibido que Max tanto habían deseado.
Sergio dejó escapar un suspiro, un sonido que resonó en el pecho de Max como un canto de sirena. Con la otra mano, Max acarició el rostro de Sergio, su pulgar acariciando suavemente el arco de su mejilla, mientras sus labios se movían con una suavidad casi reverente. Cada toque era un recordatorio de que tenía el control, de que podía guiar a Sergio a donde deseara, y eso le otorgaba una confianza renovada.
Max descendió lentamente, dejando que sus labios exploraran el camino desde los labios de Sergio hacia su cuello. Cada beso era lento y deliberado, cada roce era un llamado a la rendición. Max quería marcar su territorio, dejar una huella que Sergio jamás podría olvidar. La piel de Sergio vibraba bajo sus labios, y Max podía sentir cómo la tensión se acumulaba, cómo su deseo se hacía más palpable.
—Quiero que sientas lo que significa estar aquí conmigo —murmuró Sergio, separándose un poco para mirar a Max a los ojos, asegurándose de que entendiera la profundidad de sus palabras. Con un movimiento suave, empujó a Max hacia atrás, llevándolo a la cama. — Voy a ceder.
Max se dejó caer sobre la superficie suave, sintiendo la firmeza del colchón mientras Sergio se situaba sobre él, dominando la situación. La mirada de Sergio era intensa, casi hipnótica, y Max sintió cómo su cuerpo respondía de inmediato, su deseo creciendo con cada instante que pasaba bajo la autoridad de Sergio.
—No quiero que te limites, Max —dijo Sergio, su tono cargado de exigencia mientras comenzaba a desabrocharse la camisa con movimientos precisos. Cada botón que se deshacía parecía darle una capa de control a Max, dejándolo más expuesto y vulnerable a Sergio. —Quiero que disfrutes cada momento.
—Eres hermoso —susurró Max, sus labios rozando la piel de Sergio, y ese simple gesto lo llenó de una mezcla de deseo y excitación. El mundo exterior se desvanecía; solo existía ese instante, esa conexión palpable que los unía
Sergio continuó su exploración, sus manos bajando lentamente hacia el pantalón de Max. Con un movimiento firme, desabrochó el cierre y dejó que la tela se deslizara hacia abajo, revelando la piel suave y liberando el miembro que ya clamaba por atención. Sintió cómo la mirada de Sergio se intensificaba, devorando cada centímetro de él. Max se sintió tan excitado, completamente entregado a la intensidad de Sergio. La mirada de Sergio era insaciable.
—Así que esto es lo que quieres, ¿verdad? —dijo Sergio, tomando el miembro de Max con una mano, acariciándolo con una destreza que lo hizo cerrar los ojos, perdiéndose en la sensación. —Voy a hacer que te vuelvas loco.
Sergio comenzó a mover la mano con un ritmo lento y deliberado, sus ojos nunca apartándose de los de Max, disfrutando del control que tenía sobre él. Max sintió cómo su cuerpo respondía, una ola de placer inundándolo mientras se dejaba llevar por las acciones de Sergio.
—¿Te gusta lo que siento? —preguntó Sergio, su voz baja y cargada de lujuria mientras aumentaba la velocidad de sus movimientos. Cada palabra era un desafío, y Max no podía hacer otra cosa que asentir, perdido en la intensidad del momento.
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Stuck in Your Web ~ Chestappen
Fanfiction⚠️Tóxico +18 ⚠️ Lo que comienza como una atracción intensa pronto se transforma en un juego oscuro de poder y sumisión. Mientras Max lucha por mantener el control de sí mismo, su mente se va llenando de pensamientos cada vez más perturbadores. El de...