"Pero yo la amaría tanto Nastenka, yo la amaría tanto, que si aun usted amase a ese a quien no conozco, no advertiría usted la pesadez de mi amor "
"Las Noches Blancas"
Feodor DostoievskiHe pasado toda la semana en casa. Anne me ha traído las tareas el miércoles y yo me he puesto un jersey de cuello alto para que no se diera cuenta de que le estoy ocultando lo que me pasó.
Las marcas de sus dedos se están desvaneciendo. Pero todo se repite en mi mente en un bucle cruel e incesante. Estoy segura de que eso no podrá nunca borrarse.
He dicho que estoy enferma, y por primera vez en mi vida no estoy desesperada por ocupar mi tiempo en algo.
Me he pasado los días recostada en la cama, mirando el techo y tratando de sacarme aquella noche de la cabeza. No puedo.
Pero ahí, entre toda esa oscuridad, hay una luz al final, como en un túnel. Mi profesor, que ahora en mi mente y en la intimidad de mis silencios lo llamo por su nombre, me había salvado.
No sé cómo, pero sé que sólo fue el destino, y me alegro de que él haya estado ahí. Si no, tal vez ahora no podría contarlo.
Debo admitir que sentí mucha vergüenza al verme en esa situación tan vulnerable frente a él. Pero sé que él jamás ocuparía esto para echármelo en cara o algo así. Se veía tan afectado y destruido como yo, y eso no lo entendía.
¿Él se preocupaba por mí? Podría ser posible.
Es sólo que me costaba figurármelo como tal. Tenía la idea de que él era todo lo contrario. Todo hielo y piedra. Pero al parecer su interior era cálido, tal como sus manos que me acariciaron la cara con tanto cuidado como si fuera a romperme.
Esa noche se quedó hasta que salió el sol y luego le mentí y le dije que mi madre vendría a recogerme, se mostró reacio a irse, pero le aseguré de que todo estaba bien. Cuando me dieron el alta me fui en un taxi a casa.
Esa fue la última vez que lo había visto, y lo extrañaba. ¡Qué ridiculez!, sabía que nunca pasaría lo que pasaba por mi cabeza con él, porque tenía una novia hermosa con la cual volver cada noche, y yo...pues tenía mi imaginación.
Cada vez que el recuerdo del asalto me ahogaba, trataba de pensar en él, y en pocos minutos podría encontrar algo de paz mental.
Mi madre no se enteró de lo que me pasó, ese fin de semana había viajado con Roger a una escapada romántica en las montañas, y no tenía señal, así que como nunca me mira más de un segundo, no se ha dado cuenta de que no como como antes, y que tampoco hablo mucho, sólo sabe que estoy enferma y se ha dedicado a subirme la comida a mi habitación y a llevarse los restos cuando termino.
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Prohibido | Nicholas Chavez (+18)
RomanceGrace jamás se imaginó, ni en sus sueños mas locos, que un hombre como Nicholas se fijaría en ella. Primero; porque es mayor, segundo; porque es el hombre más guapo que sus ojos han visto, y tercero; porque es su profesor. Pero detrás de esos ojos o...