Grace jamás se imaginó, ni en sus sueños mas locos, que un hombre como Nicholas se fijaría en ella. Primero; porque es mayor, segundo; porque es el hombre más guapo que sus ojos han visto, y tercero; porque es su profesor.
Pero detrás de esos ojos o...
"No preguntes, ven, entra. Posee este lugar que ya tienes. Habita este corazón que te pertenece"
Edisson Cajilima
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Tan pronto entra por la puerta, la miro, aún sin saber que era ella, pero al mismo tiempo, teniendo la absoluta convicción de que lo era.
Había como un hilo invisible que tiraba de mi pecho y que me unía a ella de una manera inexplicable. Podía sentirla cuando entraba en mi radar, era como una órbita que siempre terminaba por absorberme.
Hoy es lunes, así que oficialmente puede estar aquí, en clases. Luego de la suspensión, también está la otra chica, pero ni siquiera se atreve a mirarla, y el chico ese, Kai, su amigo, está sentado al otro extremo y no al lado de ella como suele sentarse siempre, con la cabeza estampada en el cuaderno, totalmente en su mundo.
Sé que algo pasó entre ellos, sólo que no he querido preguntarle, no me ha dado el tiempo y es que tampoco me he acordado cuando estoy con ella de disuadir mis dudas.
Porque cuando estamos juntos todo gira en torno a ella y a sus palabras y a sus besos, a sus caricias y a sus gemidos. A la manera en la que se muerde los labios cuando la toco, la forma en la que sus ojos se oscurecen tanto que puedo ver mi propio reflejo en ellos.
En esa forma tan pura y salvaje que tiene de hacerse mía.
Hace casi una semana ella se entregó a mí y yo me entregué ella. Fue algo más que sexo, lo sé, lo sentí en mi sangre, fue otro tipo de conexión. Algo más. Sentí que estaba en el lugar correcto, en un molde que llevaba mi nombre.
Sus ojos se cruzan con los míos pero su expresión se mantiene tal cual, hasta diría que aburrida, pero cuando se asegura de que nadie está mirando, eleva las comisuras de sus labios, que para algunos puede ser una mueca, pero para mí es una sonrisa que brilla más que el sol, y me guiña un ojo.
No sé si con mi edad sea capaz de sonrojarme, pero si pudiera, lo haría. He vuelto a ser un adolescente, tal vez le estoy succionando la juventud como Leonardo Dicaprio con sus novias demasiado jóvenes.
Tal vez dirías que no soy el más indicado para ocupar esa referencia y sí, quizá soy de esa misma calaña, pero si eso significa que puedo estar con ella el tiempo que me lo permita y ser el hombre más feliz del mundo, lo tomaré, no me importa lo que los demás piensen o digan, al final, en la oscuridad de la noche tienes que dormir con tu mente, tú contra tus propios demonios, y desde que ella llegó ya no tengo ninguno.
Ya lo dije una vez, es con ella o con la idea de ella.
Hoy es día de examen así que les doy las indicaciones e inician. Ahora en este silencio y sin la atención de los demás, la miro, descaradamente, porque quiero y porque puedo.
Antes tenía mi imaginación y ahora tengo mis recuerdos. Recuerdo esa noche, la primera vez, y las demás que le siguieron. Y mi corazón comienza a latir con fuerza y a bombear sangre a un lugar donde no debería, no en este momento ni lugar.