Capítulo Veintiuno

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¿Por qué debería estar triste?
He perdido a gente que no me amaba.
Pero ellos perdieron a alguien que sí los amaba.

Mario Benedetti

A mí madre no le gustó nada lo que tuve que contarle

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A mí madre no le gustó nada lo que tuve que contarle. No fue fácil, pero comencé por el principio.

Su ceño nunca se relajó, movió varias veces la cabeza en desaprobación y alguna que otra especie de mueca que denotaba asco. Y me dolía.

Que ella viera esta relación como algo tan feo, cuando era lo único que me hacía feliz.

Si estuviera siendo víctima de abuso, o estuviera siendo coaccionada, violentada de cualquier manera, lo sabría, sabría identificar lo que es una falta de respeto, el amor de ese que te mata, y este no es el caso.

Él no ocupa su edad ni experiencia como un arma contra mí, él es más bien mi refugio. Ni siquiera me ha levantado la voz, y eso no quiere decir que tal vez nunca lo haga, pero creo que sabré identificar lo que puedo o no aguantar, y me respeto lo suficiente como para darme cuenta a tiempo, y de cierta forma es gracias a mi madre.

Todo lo que vi de ella y mi padre es exactamente el cuadro que no quiero, y eso que hay aún peores.

Ella no lo entendió, por supuesto, quiso llevar esto a la policía. Traté de ver la situación a través de sus ojos y comprendí sus preocupaciones, ella no lo conocía, pero yo sí, así que tuve que ponerme firme con mi posición.

Le dije que no podría hacer nada, porque yo era mayor de edad y había dado mi consentimiento y que sostendría ese argumento en la corte y en dónde sea.

Ella me dijo que Nicholas era un pervertido y le dije que el único pervertido que conocemos es Roger, así que con eso culminó nuestra conversación.

El antes nombrado la rodeó con sus brazos y me miró como si hubiera sido yo la mala en todo esto, para después sacarla de casa y llevarla quizá dónde. No me importaba de todos modos.

Subí las escaleras y lloré, y lloré, y lloré.

La verdad era que no sabía qué hacer ahora, no sabía qué tan lejos llegaría mi padre con sus amenazas. Si lo morado alrededor de mi boca y mi nariz era un aviso, estaba jodida.

Él lo haría, no tenía escrúpulos y lo peor de todo era que no lo hizo porque realmente le preocupaba que yo estuviera con alguien mayor, sino que otra vez era su imagen, era esa gente de su círculo con los cuales se tomaba unas copas los sábados y hablaban de quién tenía más dinero, quien se había comprado el ultimo modelo de algo que ni siquiera teníamos en la versión antigua, vacaciones a lugares con los que podría solo soñar, todo eso por sobre mí.

Siempre era lo último en la lista de sus prioridades y tal vez ni siquiera estaba ahí después de todo. Y la manera en la que me llamó, aún se me revuelve el estómago por sus palabras. Desearía que no me afectaran, pero lo hacen, me escuesen, me arden y me lastiman.

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⏰ Última actualización: 6 days ago ⏰

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Prohibido | Nicholas Chavez (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora