XVI: Soluciones

11 2 4
                                    

(Atenas, 627 a.C)

El agua se estrellaba con fuerza contra la tierra que tanto le había costado arar, el sonido del goteo constante de la lluvia lo atormentaba, viéndolo todo desde lejos, la fina túnica no cubría su cuerpo lo suficiente como para evitar que el congelado aire golpeara su cuerpo, y sacudiera su pelo.

Megacles le había obsequiado túnicas de mejor calidad,estas estaban siendo usadas por Agapito, pues Arzawa se veía incapaz de aceptar ese regalo,sabiendo que Damarina o Pleusicles, sufren el invierno,el frío y las lluvias con apenas una túnica escurridiza.

Le dolía la espalda,sus párpados pesaban, trago saliva, quizás intentando disimular la mueca de dolor físico, pero sobre todo dolor de amor.

Ellos estaban manteniendo las distancias,no le importaba,él había sido quien lo había sugerido.

Pero.

Odiaba no poder besarlo sin miedo a que la puerta se abra, tener que besarlo a escondidas y hacer malabares para verse solo dos segundos.

Odiaba no poder tomarle del brazo,acariciar su mejilla, perderse en el mar de su mirada que siempre le recoge con calidez, odiaba tener que mirar abajo,sumiso, y aceptarlo.

Pero lo que más le dolía, era cuando Megacles repelía su roce,cuando lo apartaba al oír el sonido de la puerta,alejándose como si fuera el peor error de su vida, le dolía ver el rechazo que tenía, lo mataba.

Y quizás lo que más le dolía es que el siempre supo que sería así, esconderse, conformarse con miradas fugaces, el miedo latente en sus venas cada vez que se veían, él siempre lo supo,y aun asi, decidio que el amor que su corazón bombeaba era razón suficiente para sufrir aquel desolador dolor que lo asfixiaba,pero que nunca lo mataba.

El zarandeo en uno de sus brazos, consiguió que la nube de pensamientos en espiral que se había formado se disiparan,junto con la lluvia. Con su mirada desorientada,busco quien lo reclamaba, la pequeña Dafne sonriente, le observaba.

Arzawa le respondió la sonrisa,con una de esas sonrisas que siempre le daba a Selene, y ahora a aquella pequeña,que parecía ser Selene, no lo era,—Dime estrella— pregunta,llamando a la niña, como Selene le llamó antes de que las moiras decidieron cortar su hilo.

—Tito Arzawa,¿Por que dicen que tita Damarina es una hetera? ¿Qué es eso?—la inocencia de sus palabras envolvían la crueldad de los rumores que estaban empezando a cavar una tumba para enterrarla.

Arzawa aparto algunos cabellos carbón del rostro de la pequeña—La tita Damarina no es una hetera, ¿Vale?— se esfuerza en sonar tranquilo.

la pequeña insatisfecha, frunció su pequeño ceño, sus labios se cerraron con fuerza hacia delante, formando un pequeño pico—¿Pero qué es ser hetera? ¿Yo puedo ser hetera?— Arzawa ríe ante su inocencia, y negó divertido, pensando en las carcajadas que Selene expulsaría.

—Zeus, estrella, te explicare que es hetera cuando seas un poco más mayor ¿Te parece bien?

Mantuvo su semblante serio—Doroteo dice que ya soy muy mayor— argumenta sin ceder.

—Pero no lo suficiente— respondió tomándola de los brazos que le tiende,—¿Vamos a ver a la tita?—cambia de tema.

La pequeña Dafne,asiente emocionada dejándose abrazar por los brazos de su tío favorito, que olía a olivas y frutas exóticas.

Cargo con la pequeña que sonreía y contaba historias de amor, y Arzawa no quiso, y trato de evitarlo, pero la veía en la forma en la que hablaba,en cómo sus palabras pintaban de ilusión el cielo tenebroso, Arzawa admiro a la pequeña jurándose, que a ella si la salvaría.

ARZAWADonde viven las historias. Descúbrelo ahora