ARZAWA

XV: ¿Quién soy?

( Atenas 625 a. C)

—Los dioses bien saben que si una mujer no está casada a esa edad,por algo será—insinúa una de las esclavas mientras frota una de las telas.

Ambas asienten,—Se está marchitando por dentro,eso es lo que le pasa a las solteronas como ella— añade otra,con todo el veneno posible.

Danfe niega —Por los dioses,¡Cómo podéis hablar tan cruelmente de Damarina!

La primera esclava le sonríe de lado —Danfe querida,tú no lo ves porque llegaste más tarde,pero Damarina se iba a casar con tu Agapito— arquea el ceño levemente.

Dafne enrojece llena de celos,ante la mirada suspicaz de la otra—Si no se ha casado es porque nadie le puede aguantar— sentencia cegada por el odio.

—O peor, ¡Está deshonrada!— las esclavas se tapan la boca, avergonzadas ante la idea.

Danfe entonces abre la boca —Los dioses bien saben que solo son ideas,pero seguro que es por eso que no se casó— mira distintos lados, antes de revelar su sospecha —es una hetera.*

—¡Por los dioses!— exclamaron varias al unísono.

La conversación siguió entre bromas crueles,y rumores falsos,sin saber que ella, la esclava a la que acusaban de hetera,estaba con los ojos rojos de rabia y pena, escuchando todo.

Pero quién si se había dado cuenta era el moreno que conocía a la perfección el dolor de los rumores.

Arzawa no podía simplemente ir ahí, pues estaba obligado a trabajar recolectando aquellas frutas,y verduras.

El sol lo estaba quemando con fuerza,tratando de entrar dentro de su piel, podría jurar que les hacían trabajar a esas horas solo para ver los sufrir.

Damarina se había unido a las esclavas y estás habían apagado el fuego del odio,por unos segundos. Damarina rehuía sus miradas,mientras trataba de centrar su atención en quitar las manchas de las telas.

Arzawa solo podía pensar en el rastro de lágrimas que caían en sus ojos, notando un pinchazo de dolor y pena.

Alcides miraba de reojo a Damarina,sintiendo las pulsaciones de su corazón golpeándole el pecho, pero poca cosa podía hacer; estaba casado,y Damarina no era su problema.

Aún así sentía el dolor de cada lágrima como si fuera su propio dolor,y tenía que hacer grandes esfuerzos para que sus piernas no corrieran hacia ella, queriendo consolarla.

En algún momento Damarina alzó su mirada, y sus ojos avellana,rojos de impotencia se encontraron con los ojos miel de Alcides.

Sus miradas se encontraron,conectando sus mundos.

Alcides entonces pudo volver admirar,como si fuera la primera vez, el rostro de su amada,la única que habitaba en su corazón.

El tiempo carecía de importancia en esos segundos de paz donde sus corazones latían a la vez recitando un poema,nada era realmente importante.

Y aunque sus almas se buscaban,no tardaron mucho en volver a sus respectivas tareas y fingir que sus corazón no estaban unidos desde la primera vez que se vieron,muchísimo tiempo atrás.

[...]

Arzawa negó varias veces,—Doroteo sal de ahí por favor — resopla.

De alguna forma extraña Doroteo había desarrollado una admiración especial a esconderse debajo de los kline.

Arzawa se había asegurado de cerrar la puerta,no estaría bien que se le viera ahí sin nadie y sobre todo,sin que nadie se lo haya pedido —Si sales,te daré uvas ¿Qué te parece?