Capítulo 10

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Opino que de todos los poderes sello de los jinetes, el de la reparación es uno de los más valiosos, pero no podemos permitirnos volvernos laxos ante la presencia de tal sello, pues reparadores hay pocos; y heridos, muchos

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Opino que de todos los poderes sello de los jinetes, el de la reparación es uno de los más valiosos, pero no podemos permitirnos volvernos laxos ante la presencia de tal sello, pues reparadores hay pocos; y heridos, muchos.
— GUÍA MODERNA PARA CURANDEROS DEL COMANDANTE FREDERICK

Me duele demasiado el brazo y el pecho, mientras Dain me lleva cargada por el pasadizo de abajo que nos saca del Cuadrante de Jinetes, sobre el acantilado y hacia el Cuadrante de Curanderos. Básicamente es un puente de piedra, cubierto y rodeado de más piedra.

—Ya casi llegamos —me asegura, con sus brazos firmes pero cuidadosos sobre mis costillas y bajo las rodillas, mientras mi brazo inutilizado descansa sobre mi pecho.

—Todos vieron cómo te exaltaste —susurro, esforzándome por bloquear el dolor de mi mente como lo he hecho tantas veces antes.

—No me exalté, fue Violet la que se exaltó. —Cuando llegamos a la puerta, la patea tres veces.

—Pero fuiste tu, gritaste y me sacaste en brazos de ahí como si yo fuera alguien importante en tu vida. —Me concentro en la cicatriz en su mentón, en la barba incipiente sobre su piel bronceada, en lo que sea que me distraiga de sentir la profunda destrucción en mi hombro.

—Sí eres alguien importante en mi vida Lyra. —Patea de nuevo.

«Y ahora todos lo saben».

La puerta se abre y Winifred, una curandera que ha estado junto a mí demasiadas veces como para contarlas, da un paso atrás para que Dain pueda meterme al lugar.

—¿Otra herida? Parece que tus jinetes quieren abarrotar nuestras camas y... Ay, no. ¿Alyra? —Sus ojos se abren en una expresión de sorpresa.

—Hola, Winifred —logro decir pese al dolor.

—Y Violet también está herida

— No aún no — dice Dain con amargura.

—Por aquí —Nos lleva a la enfermería, que es un largo pasillo con camas, la mitad de las cuales ya están ocupadas por personas vestidas con el negro característico de los jinetes.

Espero que Nolon ande por aquí, pues él se ha encargado de repararme durante los últimos cinco años.

El sello de la reparación es excepcionalmente poco común entre los jinetes.
Tienen el poder de arreglar, restaurar y devolver cualquier cosa a su estado original, desde ropa desgarrada hasta puentes pulverizados, pasando por huesos humanos rotos.

Mi hermano, Brennan, era reparador, y se hubiera convertido en el mejor en la historia.

Dain me acomoda con cuidado sobre la cama a la que nos trajo Winifred, y luego ella se acerca a la orilla del colchón, cerca de mi cadera. Cada arruga de su rostro es un consuelo mientras acaricia mi frente con su mano avejentada.

BORN TO DIE Donde viven las historias. Descúbrelo ahora