Capítulo 14

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No voy a morir hoy—ADICIÓN PERSONAL DE ALYRA SORRENGAIL AL LIBRO DE BRENNAN

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No voy a morir hoy
—ADICIÓN PERSONAL DE ALYRA SORRENGAIL AL LIBRO DE BRENNAN

Estoy totalmente jodida.

Xaden avanza, con toda su gran altura, vestido con ropa de combate y una camisa entallada, de manga corta, que destaca como una advertencia mayor las brillantes y oscuras reliquias de la rebelión sobre su piel; sé que es ridículo pero real.

Mi corazón se pone a latir a toda velocidad, como si mi cuerpo supiera la verdad que mi mente se niega a aceptar.

— Están por ver todo un espectáculo — dice el profesor Emetterio — Xaden es uno de los mejores luchadores que tenemos. Miren y aprendan.

—Claro que sí —mascullo, y el estómago se me revuelve.

Una orilla de la boca de Xaden se eleva en una sonrisita de superioridad y los destellos dorados en sus ojos parecen bailar.

El maldito sádico idiota, lo está disfrutando.

Traigo las rodillas, tobillos y muñecas vendadas, y la tela blanca que protege mi pulgar lastimado contrasta con el resto de mi ropa negra.

— No es un combate muy justo para ella, ¿verdad? —argumenta Dain desde el otro lado de la colchoneta, y todo en el irradia tensión.

Sabe que no puede salvarme de esto, pero aprecio que lo intente.

— Relájate, Aetos. — Xaden lanza una mirada sobre mi hombro y sus ojos se endurecen al llegar al punto en el que sé que está Dain, donde siempre se pone cuando yo o Violet estamos en la colchoneta.

El gesto que le hace Xaden me hace darme cuenta de que no me ha ido tan mal en cuanto a las expresiones que puede lanzarle a alguien— Va a seguir entera cuando termine de educarla.

— No me parece que sea justo... —Dain sube el tono de su voz.

— Nadie preguntó tu opinión, líder de pelotón — le suelta Xaden mientras se mueve hacia un lado, quitándose todas las armas que trae en la ropa, y son bastantes, para luego entregárselas a Imogen.

El amargo e ilógico sabor de los celos me llena la boca.
Joder.

— ¿No crees que las vas a necesitar? —pregunto, tocando mis propias armas.

— No. Tú traes suficientes para los dos. —Una sonrisa perversa le curva los labios mientras estira una mano y dobla los dedos con un movimiento provocador — Vamos.

Mi corazón bate más rápido que las alas de un colibrí mientras tomo la postura de pelea y espero el ataque.

Xaden no está en mi pelotón. Puede matarme sin recibir un castigo.

Lanzo una daga directo a su pecho ridículamente bien esculpido.

Y el maldito idiota la atrapa.

— Ese movimiento ya lo conocía.

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