Just a friendly bet.
Theodore Nott. El típico chico que coquetea con todas, que se besa con cualquiera que le parezca linda y aprovecha para pasar un buen rato. Callado, frío, y seco.
Laia. La típica chica que cree tener a todos descifrados, callad...
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◈━━━━━━━ ▣ ━━━━━━━ ◈ 𝕮𝖚𝖊𝖘𝖙𝖎𝖔𝖓 𝖉𝖊 𝖙𝖎𝖊𝖒𝖕𝖔
𝔗𝔥𝔢𝔬𝔡𝔬𝔯𝔢 𝔫𝔬𝔱𝔱
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Theo:
Desperté y frote mis ojos. Aún estaba oscuro. Cheque el reloj en mi muñeca y eran las 5:47 a.m estaba en el dormitorio de Laia. Y ya me imagino que pasó.
Terminé bastante ebrio, vine a buscarla. Aún estaba ebrio pero recuerdo haber vomitado, así que ya no lo estaba tanto. La vi recostada en el sofá.
Me levanté y caminé hacia ella. Suspiré sin estar seguro de lo que iba a hacer, pero ya me había humillado asi qué qué más daba. La cargué en mis brazos cuidadosamente de que no se despertará y la acomodé en su cama. Me recosté a su lado.
Se veía tan... Hermosa como siempre. Tan angelical y pacífica mientras dormía, como el mismo cielo. Puse un mechón de su pelo detrás de su oreja para ver mejor su cara, pero me aleje al ver que se movió un poco. Me quede mirándola por segundos, minutos... Hasta que recordé que no quería nada que ver conmigo. Me di la media vuelta y volví a dormir.
Me desperté de nuevo, esta vez por el sonido de los pájaros que empezaban a cantar afuera. El sol apenas comenzaba a filtrarse por la ventana, y por un segundo olvidé dónde estaba. Sentí algo suave a mi lado y recordé: Laia.
Me quedé inmóvil, mirando el techo, tratando de decidir qué hacer. ¿Me levanto y me voy antes de que despierte? ¿Le digo algo, aunque no sé qué decir? Todo se sentía tan… complicado.
Me giré lentamente para mirarla una vez más, sólo para encontrarla despierta, sus ojos fijos en mí. El silencio entre nosotros era denso, cargado de todo lo no dicho, de todas las palabras que nunca fuimos capaces de decir. Me miraba como si estuviera esperando algo.
—¿Por qué me moviste acá? —Dijo fríamente.
—No quería que durmieras incómoda.
Se levantó y se frotó el pelo.
—Ya puedes irte. —Me dijo sin mirarme. También me levanté.
—Laia...
—Sólo me buscas cuando estás mal. Y lo peor es que nunca recuerdas lo que dices. —Me quede serio.
—No necesito recordarlo. Sé que es lo que quiero decir. —Ella se cruzó de brazos esperando. —Lo siento... De verdad lo siento Laia...
—¿Por qué exactamente? ¿Por que no te gustó lo suficiente? No es tu culpa. Está bien, solo lo estoy aceptando. Y deberías dejarme aceptarlo en lugar de venir, confundirme.
