Capítulo 21

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Luhan se encontraba sentado sobre la mesa de la cocina, mientras observaba como Sehun limpiaba sus heridas, con delicadeza y concentración, para luego poner un par de vendas sobre los cortes que el rubio se había infringido allí. Al ver aquello, el muchacho se arrepintió de lo que había hecho y se preguntó: ¿qué demonios había estado pensando? Ciertamente, en todo, y, a la vez, en nada. No recordaba la última vez que había hecho algo así. De algo estaba seguro, Minho hyung lo había descubierto esa vez también en el acto.

—Eres bueno en esto —musitó el rubio, cuando Sehun terminó de curar sus heridas.

—Te sorprendería lo que uno debe aprender por sí mismo para no tener que recurrir a los hospitales. No confío en los doctores.

—¿Por qué?

—No tengo interés en terminar encerrado en un laboratorio como una rata.

Luhan no dijo nada. Recordó que algo le había mencionado Kai al respecto.

—Bien, ya está —dijo el pelinegro, dándole una pequeña palmadita en el muslo — Ahora ponte los pantalones, porque si me sigues provocando así, no voy a responder.

—¿No te irás, verdad? —musitó Luhan, sujetándolo desde su camiseta.

—¿No quieres quedarte solo?

—No.

—Bien, porque de todos modos no planeaba irme aún.

Esa tarde se quedaron juntos. No hicieron mucho más que estar abrazados en el sofá y conversar de trivialidades. De vez en cuando, se daban fugaces besos, pero nada demasiado sensual y apasionado, para no despertar los instintos primitivos del otro. En el caso del pelinegro, porque no se atrevió a coger con el menor dado su estado de aquel día, cosa que incluso a él le sorprendió. Verlo tan vulnerable, le afectó más de lo que creía. En ese momento, solo quería cuidarlo.

Se mantuvieron juntos, hasta la llegada de Choi Minho.

Cuando el castaño y el pelinegro se cruzaron en el camino, se miraron y apenas si se saludaron. Luhan observó la tensión entre ellos dos, pero notó algo diferente, como si ambos hubieran decidido hacer una tregua secreta, quizás para evitar los problemas y llevar la fiesta en paz. O eso supuso.

No le dijo nada a su hyung sobre su crisis de aquel día, porque no quiso preocuparlo. Desde lo ocurrido en el bosque lo notaba extraño; nervioso, alerta. Supuso que, incluso a él, aquel hecho lo había perturbado.

—¿Estás bien, hyung...? —le preguntó Luhan, cuando observó que el castaño llevaba un buen rato sentado frente a la mesa, pensativo.

Este se volteó de inmediato a ver al muchacho.

—¿Tú estás bien? —le preguntó.

—Sí.

—Entonces yo también, Lu.

Choi Minho le sonrió. Sin embargo, aquella sonrisa forzada, le indico al rubio que aquello era mentira. Su hyung le estaba mintiendo.

...

Desde hace una semana su rutina era la misma. Si no estaba con su hyung en casa, era Sehun quien se encontraba a su lado. Cómo si ambos se estuvieran turnando para no dejarlo solo, lo que agradecía, aunque a veces no lograba comprender. ¿Se habían puesto de acuerdo? ¿Era coincidencia? ¿Tenía relación con lo ocurrido en el bosque? Lo cierto, era que las únicas veces que se había quedado solo durante la semana, mientras paseaba a Wolf en el bosque, Luhan había sentido que alguien lo observaba. Intentó convencerse de que eran ideas suyas, pero el hecho de ver a su perro tan inquieto con cada paseo, no lo ayudaba.

EN LAS MANOS DE UN ASESINO (HUNHAN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora