Capítulo 22

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Entre tropezones y pasos torpes, Sehun y Luhan atravesaron la pequeña guarida del más alto, ignorando el desorden. Estaban tan concentrados en devorar la boca del otro, que a duras penas lograron llegar hacia la cama del pelinegro. Y cuando estuvieron ahí, se separaron solo para recuperar el aire. Una vez allí, Sehun se dispuso a observar a Luhan, que yacía tendido sobre su cama, con las mejillas sonrosadas y el pecho agitado, lo que se le hizo un panorama digno de admirar, pues a su ojos, Luhan era hermoso. En esos momentos, se le hizo como un lindo conejito, tierno e indefenso, pero también muy sexy. Sin esperar ningún segundo más, volvió a unir sus labios con los del menor, con rudeza y pasión.

Luhan rodeó con sus brazos el cuello de Sehun, profundizando aún más aquel beso. Introdujo su lengua en la boca del pelinegro. Mordió, chupó y lamió sus labios, con ansias, sorprendiéndolo. Estaba dispuesto a seducirlo por completo aquella tarde.

Era la primera vez que Luhan lo besaba así, de aquel modo que, Sehun juró, lo volvería loco.

—¿Dónde aprendiste a besar así? — preguntó el pelinegro, separando su boca un par de milímetros, con cierto deje de molestia. ¿Habría estado practicando con alguien más? Rápidamente descartó aquella opción, pues desde hace tiempo, Luhan solo desprendía su propia esencia. Solo su aroma, el de nadie más.

—Tú me enseñaste —respondió Luhan, con una sonrisa seductora. 

—Pues entonces, supongo que soy un excelente maestro —dijo Sehun, para luego volver a capturar los labios ajenos.

Sehun descendió con su boca, lentamente, desde el cuello del menor hasta uno de sus rosados pezones, para comenzar a besarlo y a chuparlo, mientras que con una de sus manos empezó a juguetear con el otro.

—¡Ah!...espera, S-sehun —gimoteó el muchacho frente aquel contacto. Y volvió a gemir cuando la lengua del otro se deslizó a través de su pecho. En aquella ocasión, ni siquiera se molestó en acallar sus gemidos.

—Eres tan lindo —articuló Sehun.

Sehun continuó jugueteando con los pezones de Luhan durante un rato. Después, comenzó a repartir pequeños besos a través de su torso, bajando desde su pecho, hasta su estómago, dónde se detuvo, bajo la expectante mirada del muchacho. 

Sehun notó el bulto que se asomaba bajo los pantalones de Luhan, ante lo cual, le sonrió de manera seductora mezclada con algo de burla. Sabía que el menor estaba pasando por un mal momento y que desde hace un buen tiempo se encontraba completamente erecto. Pero, pensó Sehun, él lo había provocado primero, así que no se lo iba a dejar tan fácil.

—Hazlo, por favor —suplicó el rubio.

—¿Debería...?

—No seas así, tú también quieres.

—Ahora es mi turno de jugar contigo, bonito.

Sehun volvió a sonreírle.

Acto seguido, se acomodó en la cama y le indicó al menor que se sentara sobre su regazo, quien obedeció al instante. Enseguida, el pelinegro tomó entre sus manos el miembro de Luhan y lo juntó con el suyo, para comenzar a masturbarlos al mismo tiempo.

—¡Ahh...! M-me gusta —dijo Luhan, sintiéndose extasiado, mientras sujetaba con fuerza los hombros de Sehun al sentir el contacto de la mano de éste con su pene, dejando las marcas de sus dedos en la piel blanquecina del pelinegro  —hazlo más rápido —suplicó, pero el mayor no obedeció, sino que se tomó su tiempo.

Deslizó sus manos, subiendo y bajando, rodeando su miembro y el del rubio de manera rítmica. Aumentando el movimiento con el pasar de los segundos, sacándole en el proceso un par de jadeos y gemidos. Sonidos eróticos, música para sus oídos. 

EN LAS MANOS DE UN ASESINO (HUNHAN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora