Capítulo 8: El guardián del bosque

113 16 5
                                    

Me sentía confusa, enfadada, furiosa, asustada y me escabullí por la ventana sin pensar en que todavía llevaba puesto el vestido de novia. El recuerdo de lo que había  ocurrido me torturaba. Todavía podía ver  la horrible expresión en la cara de la criatura antes de que se desvaneciera en mi habitación tras mi contraataque.

En el  día de mi boda sentía que William no me había contado toda la verdad. 

 Era tan frustrante;  me sentía engañada por él...tan enfadada. Creía que no me merecía aquel trato y que si yo iba a formar parte de su vida, me merecía un mínimo de confianza. 

¿Cuál era su verdadera relación con aquella Aderyn? ¿Y por qué ella lo reclamaba como suyo? Me dolía que se estuviera guardando algo que nos atañía a los dos. 

Apreté los puños, frustrada. 

Sentía mi corazón palpitar con rapidez y  se me iba haciendo un nudo en la garganta que me impedía respirar a medida que comprendía que él guardaba secretos que no quería compartir conmigo. 

"¿Por qué me has ocultado algo como esto? Algo tan bizarro, tan surreal ¿ Acaso no merece la pena que lo compartas con tu novia mortal?..." le reproché en silencio . 

Recordé exasperada que no era la primera vez que lo hacía.  

Siempre parecía guardarse algo bajo la manga, lo cual hizo que mi enfado inicial se transformara en decepción: una profunda, lacerante y desgarradora decepción. 

Me sentía cada vez más estúpida con mi actitud de enamorada ciega. 

Yo había  consentido en ceder a sus manipulaciones y verdades a medias. Como hombre de negocios curtido William era un gran estratega, un gran mentiroso y me sentía decepcionada, dolida. 

Me creía utilizada para satisfacer su ego de multimillonario pagado de sí mismo. 

Sentí que mi vida se desplomaba en el momento en que lo comprendí todo. 

Quería huir de él, de lo que significaba ser su trofeo. Dudaba que me amara de verdad  y eso me hacía sentir una tremenda agonía. Me dolía admitir que quizá había estado demasiado ciega para ver la verdadera naturaleza que él escondía tras su aspecto perfecto.

 Me protegería de él.  

Del poderoso influjo que su sonrisa, sus modales gentiles y considerados ejercían sobre mí. ¿Estaba el gran magnate basando su relación en alguna clase de juego sobrenatural con aquel ser ?  Si no me había contado nada respecto a su existencia era porque le convenía, o tenía sus razones, como él siempre se había encargado de hacerme saber desde que tenía memoria sobre mi anterior encarnación. 

Porque también recordaba bastantes episodios de mi vida anterior y de la naturaleza de nuestra relación. Pero eso no importaba ahora. No,  porque ahora y en esta vida  él no confiaba en mí y eso me dolía. 

Necesitaba tomar distancia, encontrar la calma que necesitaba para encarar la situación con un mínimo de sentido común si es que aquello era posible. Las emociones dispares que sentía en aquel momento me hacían cuestionarlo todo.

Lo amaba pero yo ya no estaba tan segura de que él me correspondiera con la misma intensidad, ni de la misma manera.  No cuando me tenía que  enfrentar a semejante rival.

 Ella era bellísima, poderosa e inmortal, como él. A nosotros dos nos separaban demasiadas cosas. Y el tiempo era una de ellas. 

Mi tiempo era limitado y recordé con desazón lo que había dicho su tía: yo iba a envejecer, mientras él iba a conservar su juventud. Me marchitaría, envejecería y sus sentimientos por mí se enfriarían a medida que mi cuerpo se consumiera;  seguramente vería cómo rehacía su vida al lado de alguien más antes de morir. Alguien joven, vital, como él...lo cual me suponía una tortura.

Con encanto  [Parte II]Where stories live. Discover now