William fue depositado con delicadeza encima del pequeño mostrador del altar por mi abuelo Rhys tras apartar las flores que habían formado parte de la decoración para mi boda .Él lo había levantado del suelo como si fuera una pluma.
Era fuerte, majestuoso. Un príncipe entre los fae que había renunciado a todo por el amor de una mortal: una bruja blanca de la que solo conocía el nombre para vivir con ella en el bosque encantado que bordeaba la mansión ancestral del hombre que ahora yacía sin vida sobre aquella mesa de frío mármol.
Sus cabellos dorados enmarcaban un rostro noble pero también fiero. Y me pregunté cuál habría sido el motivo por el que Ciara lo había convocado. Rhys debía ser alguien muy poderoso y confié como nunca había confiado en ellos dos.
Ellos podrían hacer posible lo imposible.
Pero tenía miedo.
Rodeamos la mesa donde se debería haber oficiado una misa y sentí una creciente incomodidad. Las fuerzas que iban a intervenir en aquel evento sobrenatural poco tenían que ver con la Fe que yo profesaba. El Mundo de lo Oculto dominaba ahora en aquella hora incierta donde las fuerzas de la Naturaleza y la Magia Arcana se aliaban para permitirme la entrada en el Limbo y rescatar al amor de mi vida del Mundo de las Sombras.
Tomé la mano derecha de Albert, alarmantemente fría. El heterogéneo grupo me rodeó enseguida y se tomó de las manos. Instintivamente me persigné y tomé la piedra feérica que colgaba de mi cuello en la mano izquierda. La apreté con fuerza mientras sentía cómo su energía iba entrando en mi cuerpo.
"Estoy lista..."
Enseguida me di cuenta de que mi espíritu abandonaba mi cuerpo. Observé las caras de preocupación de mis abuelos y supe que debía darme prisa.
Una puerta o algo parecido a un vórtice se materializó ante mí, como si fuera el reflejo metálico de un espejo de aguas de mercurio. Lo toqué con la punta de los dedos y sentí su densidad y consistencia pegajosa como un trozo de chicle adherido a las yemas de mis dedos. Era repugnante, pero la fuerza de mis sentimientos por Albert se impuso. Sin pensarlo dos veces me colé hacia el interior con la esperanza de encontrarlo, necesitaba traerlo de vuelta antes de que fuera demasiado tarde. Eso era lo que empujaba a seguir adelante pese al terror que sentía.
Podía verlos, podía sentir todas y cada una de las penas de los Olvidados.
"Lo siento, lo siento..."
Yo no podía hacer nada por ayudarlos a cruzar la barrera que los separaba del mundo de los vivos y de los muertos. Sus cuerpos ya se habían consumido en el polvo y debían seguir adelante, sin mirar atrás.
Espíritus errantes de todas las edades y aspectos trataron de llamar mi atención...por las buenas en muchos casos y por las malas en otros. Solo el poder de la piedra feérica que llevaba colgando de una delicada cadena de plata era el faro que me guiaba en la oscuridad.
Sentía que cada instante que permanecía en aquel oscuro lugar, era tiempo que se me arrebataba y que no se me iba a devolver. Podría morir y quedarme atrapada allí para siempre, como una sombra sin recuerdos, porque aquel sitio absorbía la esencia de toda criatura viva. Aquel no era un lugar para los vivos, sino que era el lugar de tránsito para los muertos.
Algo brillante llamó mi atención. Una llama azulada que se iba debilitando por momentos y que pertenecía a alguien a medio camino entre la vida y la muerte. El corazón me dio un vuelco al reconocerlo de inmediato.
YOU ARE READING
Con encanto [Parte II]
FanfictionEl inmortal William Albert Ardlay ha decidido compartir su vida con la enfermera Candice Etwih. Sin embargo, el amor que ambos se profesan será puesto a prueba cuando el hada que lo maldijo lo reclame a su lado. Porque después de todo...una promesa...