Genshin Impact (Gay) Collection

55: and the moon and the stars, were the gifts you gave

Autor: -

Pareja: Thoma x Ayato

Palabras: 2200

Advertencias: Ninguna

Original: https://archiveofourown.org/works/38037277

Resumen:
Thoma siempre está ahí, tan cerca de él. Su espalda recta, lista para enfrentarse a todo lo que el mundo le ofrece. Su mano entrelazada con la de Ayato.

"Vamos a estar bien".

Él lo sabe.

O cuando los dos se enfrentan a las secuelas.

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Debería haberse dado cuenta de las señales antes.

Estos últimos días, Ayato sentía que el cuerpo le dolía de vez en cuando, la mente algo confusa, y la larga noche de leer papeleo le resultaba extrañamente insoportable.

La primera vez que le planteó el problema a Thoma, su compañero insistió en que se acostara y descansara un rato. Mimándolo como lo haría una madre gallina. Murmurando "te lo dije" mientras le masajeaba los pies, justo donde tenía calambres.

"Está bien, Thoma". Sonrió ante el gesto, "Mis pies ya están mejor, gracias a ti".

Thoma dejó escapar un suspiro, deteniendo su movimiento, su mano se movió para sostener la de Ayato en su lugar.

"Waka, estaré fuera si necesitas algo, ¿sí?".

Como un cachorro, Thoma con sus ojos brillantes y abiertos, esperando su respuesta. El calor de sus manos callosas envolvió las frías de Ayato.

En lugar de responder, Ayato besa su mejilla, dejando que sus labios se queden un rato. Su corazón se enardece al estar así de cerca de su compañero, anhelando más, quiere quedarse así todo el tiempo que pueda.

Thoma se ríe secamente: "¿Ayato?".

"Sí, sí. Te llamaré".

Thoma le había apretado la mano tranquilizadoramente antes de salir. Con esa cara de preocupación suya, dejó que Ayato continuara con su trabajo.

Aun así, Ayato seguía sintiendo la presencia de Thoma observando cada uno de sus movimientos, sus pesados pasos de un lado a otro frente a su habitación, controlándole cada quince minutos.

Ayato lo había ignorado, como de costumbre. Sólo pide a Thoma más té para calmar el dolor.

Tal vez sea sólo su cuerpo poniéndose al día con todo el agotamiento, pero el deber es lo primero. La simple fiebre puede tratarse y desaparecerá enseguida.

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Sólo que no se detiene con unos pocos días.

Se vuelve más raro. Insoportablemente. Ayato ya casi no podía ignorarlo.

Dolor punzante en la cabeza y el estómago revuelto, como si alguien le retorciera el interior y jugara a las cuerdas con él.

Y el deseo de simplemente quedarse en la cama, dejar que su compañero cuide de él es ahora aún más tentador. Podría pedirle a Thoma que se quedara con él y, si está dispuesto, se pasarían el día en la cama, tonteando como recién casados.

Pero cuando ve los montones de papeles y cartas sin contestar sobre su escritorio, no se atreve a hacerlo.

Al comisario Yashiro le espera un largo día, no a Ayato, el omega actualmente enfermo.