𝐃𝐞 𝐄𝐧𝐞𝐦𝐢𝐠𝐨𝐬 𝐀 𝐀𝐥𝐠𝐨 𝐌𝐚𝐬

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Valeria Félix sentía la suave brisa de la mañana acariciando su rostro mientras descendía del avión en Barcelona

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Valeria Félix sentía la suave brisa de la mañana acariciando su rostro mientras descendía del avión en Barcelona. Su vida en Madrid había terminado abruptamente cuando su hermano, Joao Félix, había sido transferido al FC Barcelona, y con él, su familia había decidido trasladarse. Valeria no estaba particularmente emocionada con la idea. Aunque adoraba a su hermano y siempre lo había apoyado en su carrera futbolística, mudarse a una ciudad nueva, dejar atrás a sus amigos, su rutina y todo lo que conocía, era abrumador.

A pesar de su falta de entusiasmo, Barcelona era indudablemente una ciudad impresionante. Mientras recorría las calles en el auto que los llevaría a su nuevo hogar, Valeria no podía dejar de mirar los edificios majestuosos, la mezcla de modernidad y tradición, y las vibrantes avenidas llenas de vida. Sin embargo, su mente estaba en otra parte. No dejaba de pensar en cómo sería su vida en esta nueva etapa, rodeada del mundo del fútbol que, aunque formaba parte de su vida desde siempre, no era precisamente lo que ella deseaba.

—Valeria, ¿estás bien? —preguntó su madre desde el asiento delantero, notando su silencio.

—Sí, solo estoy cansada —respondió Valeria, con una leve sonrisa, pero en realidad estaba ansiosa.

La vida en Madrid había sido relativamente tranquila. Sus amigos, la escuela, las tardes libres. Ahora, en Barcelona, todo parecía girar alrededor de João y su nuevo equipo. Pero Valeria no quería vivir a la sombra de su hermano; ella era independiente, quería hacer su propio camino. Al menos, eso es lo que se decía a sí misma, intentando convencerse.

Llegaron finalmente al apartamento que compartirían en las cercanías del Camp Nou. Era un edificio moderno, elegante, con una vista impresionante de la ciudad. Joao estaba eufórico, hablando sin parar sobre sus primeras impresiones del club, los entrenamientos, los compañeros de equipo.

—El entrenador es increíble. Todos me han recibido muy bien —contaba Joao mientras entraban al apartamento—. Estoy deseando presentarte a algunos de los chicos, Valeria. Estoy seguro de que te caerán bien.

Valeria sonrió, aunque no estaba particularmente interesada en conocer a nadie en ese momento. Prefería tomar un tiempo para adaptarse a su nueva vida antes de lanzarse a socializar con los jugadores del equipo. Además, sabía que el mundo del fútbol estaba lleno de egos y personalidades complicadas, y no tenía ganas de lidiar con eso.

El primer día en Barcelona transcurrió sin mayores complicaciones. Valeria pasó la tarde desempacando y acomodando su habitación, tratando de encontrar algo de normalidad en medio del caos de la mudanza. Joao, por su parte, se preparaba para otro día de entrenamiento temprano por la mañana, ansioso por consolidarse en su nuevo equipo.

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A la mañana siguiente, Valeria decidió ir al campo de entrenamiento para ver a su hermano en acción. No era la primera vez que lo hacía, pero había algo diferente en esta ocasión. Se sentía un poco nerviosa, tal vez por la magnitud de todo lo que estaba ocurriendo a su alrededor. Sabía que no era fácil estar en el ojo público, y Joao estaba bajo una gran presión para rendir.

𝑶𝒏𝒆 𝒔𝒉𝒐𝒕- 𝑷𝒂𝒃𝒍𝒐 𝑮𝒂𝒗𝒊Donde viven las historias. Descúbrelo ahora