Después de haber encestado el balón en la canasta y ganar el partido, mi primera reacción fue buscar a Mónica entre la multitud.
Después de darle una vuelta entera con la mirada al público, la encontré.
Estaba sonriendo, un gesto que me dejaba sin palabras, y aunque estábamos demasiado lejos, ella me devolvió la mirada. Sentí el pulso de mi corazón acelerarse y mis ganas de salir corriendo a su dirección aumentaron pero me obligué a quedarme en donde estaba.
Los chicos del equipo corrieron a abrazarme y a celebrar la victoria, todos menos Bryan quien no había parado de molestarme con insultos y comentarios durante todo el juego. Hice de todo para ignorarlo.
-¡Hay que celebrar esto! - exclamó uno de los chicos.
-Si, hay que hacerlo en la fiesta de Bryan - sugirió otro.
-Más te vale ir, Brookes.
Mi sonrisa poco a poco fue desvaneciéndose pero me aseguré de que nadie notara mi descontento.
Los chicos se separaron de mí y se dieron la vuelta para dirigirse a los vestidores. Antes de seguirlos, volví la vista hacia Mónica y la ví sonreír por última vez. Suspiré y me encaminé con los demás.
° • °
Una vez ya en los vestidores, fue cuando Bryan se acercó a mí.
-¿Así que quieres celebrar tu gran triunfo en mi casa? - me preguntó alzando una ceja, haciendo especial énfasis en las palabras "gran" y en "mi".
Ya habían pasado varios días de nuestra pelea y la última vez que hablamos, el moretón que llevaba en la mejilla ya estaba desapareciendo.
Me quedé mirándolo fijamente, sin apartarme del contacto visual con el que él quería intimidarme.
-Nunca dije eso - respondí con la misma frialdad con la que él se había dirigido hacia mí.
Bryan soltó una risa burlona, avanzando un paso más hacia mí.
-No seas así, Brookes. Después de todo, ¿no somos del mismo equipo? - dijo con sarcasmo, su sonrisa torcida reflejando una provocación evidente.
Los otros chicos ya se habían ido, dejando los vestidores casi vacíos. La atmósfera se tornaba tensa, y la verdad es que estaba cansado de toda esta rivalidad sin sentido. Pero algo en la actitud de Bryan, ese aire de superioridad, siempre conseguía irritarme.
-No te hagas ilusiones - respondí, mi voz más fría de lo habitual. - No me interesa asistir a tu estúpida fiesta o siquiera compartir algo en común contigo.
Bryan se revolvió el cabello dorado, su sonrisa desapareciendo lentamente mientras daba otro paso hacia mí. El espacio entre nosotros se acortó, y podía sentir la tensión aumentando.
-¿Ah, sí? - dijo, su tono más bajo, casi amenazante. - ¿Estás seguro de eso? Porque me parece que siempre has querido ser como yo. Querías estar en el equipo, querías a los amigos... y ahora también quieres algo más, ¿no? - Su mirada se volvió afilada, y el desprecio en sus ojos se intensificó. - Mónica, ¿verdad?
La forma en que mencionó su nombre, con ese toque de burla, hizo que toda la sangre me hirviera. Di un paso hacia él, cerrando el espacio restante.
-No metas a Mónica en esto - gruñí, mi voz llena de advertencia. - Esto es entre tú y yo. Ella no tiene nada que ver.
Bryan soltó una carcajada seca, sacudiendo la cabeza como si mis palabras no significaran nada. Era un maldito insensible.
-¿Entre tú y yo? No me hagas reír, Brookes. Tú no eres nadie. Siempre has sido un segundón, y eso no va a cambiar porque hayas encestado un par de veces hoy.
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El pensamiento de ti
RomanceMónica Kelsey es una chica tranquila y dedicada a sus estudios, conocida por ser una excelente alumna de bachillerato. A pesar de su vida aparentemente normal, Mónica guarda un doloroso secreto: su madre está enferma de cáncer, un hecho que la consu...