Después de que Mike me dejara en mi casa, cerré la puerta y sonreí.
No podía encontrar las palabras específicas para darle nombre a lo que sentía. Estaba feliz y emocionada por lo que acababa de pasar y aún no me lo podía creer.
Había dado mi primer beso. Con Mike.
Había tenido la mejor primera cita del mundo, (no es que hubiera tenido alguna antes) todo había sido perfecto y sin embargo, me sentía un poco en deuda con él. Me había comprado un libro así sin más, sin esperar nada a cambio.
Sonreí más al pensar en él. Nunca lo había creído posible pero pasar tiempo con él me hacía sentir mejor, era como si estando junto a él mis problemas se sintieran menos pesados.
Suspiré con aires de loca y comencé a caminar hacia mí habitación pero algo me detuvo. Un sonido proveniente del cuarto de mi mamá. Fruncí el ceño y me dirigí hacía su puerta con las manos temblorosas.
Mi corazón latía más fuerte con cada paso que daba. Al llegar a la puerta del cuarto de mi mamá, noté que estaba entreabierta. Tragué saliva y empujé suavemente, rezando en silencio que no fuera nada grave.
-¿Mamá? - la llamé y respondió con un quejido.
Allí estaba ella, en el suelo junto a la cama, con una mueca de dolor en el rostro y una mano en el costado. Su respiración era entrecortada, y sus ojos, al verme, intentaron esbozar una sonrisa, aunque apenas lograron una expresión de alivio.
-¡Mamá! -mi voz salió en un tono más fuerte y alarmado de lo usual mientras corría hacia ella y me arrodillaba a su lado -, ¿qué pasó? ¿Estás bien?
Ella asintió lentamente y apartó la vista, como si le avergonzara verme tan preocupada.
-No es nada, corazón. Solo... me caí de la silla, eso es todo.
-¿Estás segura? - pregunté mientras tomaba su mano, sintiendo la frialdad en sus dedos. Supe que intentaba minimizar el dolor para no preocuparme, pero yo podía ver en sus ojos que era más serio de lo que decía.
Sin pensarlo dos veces, me incliné y la ayudé a levantarse. Ella se apoyó en mí, y pude sentir lo ligera y frágil que se había vuelto. El peso de su cuerpo era casi insignificante, pero el peso de la situación me hundía como una losa.
-Vamos, te llevaré a la cama - dije en voz baja, tratando de sonar fuerte, aunque por dentro mi pecho se sentía a punto de romperse.
Mientras la acomodaba en la cama, la preocupación se mezclaba con la tristeza. ¿Hasta cuándo tendría que verla así? ¿Cuánto más podría soportar?
Acaricié su mano con ternura, tratando de encontrar fuerzas para sonreírle, tal y como ella lo hacía siempre por mí.
-Has vuelto muy temprano - me dijo mientras me acomodaba un mechón de cabello detrás de la oreja.
Sonreí con tristeza, esperando que ella no lo notara.
-¿Cómo te fue con ese chico?¿Mike no?
Asentí.
-Bien, estuvo bien - respondí, inhalando profundamente aún recuperándome del susto.
Ella me miró como si supiera en lo que estaba pensando.
-¿Pasó algo que quieras contarme? - preguntó con una sonrisa pícara en su rostro.
-Pues...- vacilé un poco, nerviosa pero luego me dió un apretón de manos que me hizo sentir más segura de contárselo - nos besamos.
Sus labios esbozaron una gran sonrisa al escuchar, una de esas que hacía tiempo no veía en su rostro.
-Ay, mi niña, -dijo, y su risa suave llenó el cuarto, quebrando por un instante el silencio pesado que siempre parecía rodearnos. -¿Y cómo fue? ¿Fue tan bonito como esperabas que fuera tu primer beso?
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El pensamiento de ti
RomanceMónica Kelsey es una chica tranquila y dedicada a sus estudios, conocida por ser una excelente alumna de bachillerato. A pesar de su vida aparentemente normal, Mónica guarda un doloroso secreto: su madre está enferma de cáncer, un hecho que la consu...