Me sentía un poco incómoda. Pero no en el mal sentido.
Incómoda porque no sabía de qué hablar con la persona que estaba sentada a mi lado.
La clase de Ciencias ya había terminado y ahora era clase de Matemáticas con el Profesor Charles. Un hombre de tal vez cincuenta y tantos años, muy estricto y malhumorado.
La clase estaba totalmente en silencio, nadie se atrevía a emitir ningún ruido ante su presencia, y en otra ocasión eso hubiera sido todo lo que hubiera deseado que pasara. Pero no ahora.
No ahora que estaba sentada justo al lado de Michael Brookes. En la misma mesa.
Las únicas pocas palabras que habíamos intercambiado habían sido hace una hora y sólo porque Mike necesitaba una pluma negra.
No me sorprendía tanto que no tuviera una. De hecho, lo que más me sorprendió fue que tenía un cuaderno. Delgado y tal vez muy maltratado pero seguía siendo un cuaderno.
Trataba de concentrarme en la clase pero algunos pequeños roces del codo de Mike con el mío me desconcentraban.
-Lo siento - se disculpó cuando se dió cuenta de lo que me provocaba.
Lo miré por un momento mientras escribía. Tenía las manos muy grandes y los dedos largos. En sus antebrazos se le marcaban unas cuantas venas. Solo llevaba puesto un reloj en su muñeca izquierda en donde tenía unas cuantas cicatrices, la mano con la que sostenía el lápiz.
Me dí cuenta que era zurdo, y que era por eso que nuestros brazos chocaban.
-N-no hay problema - dije mientras movía mi silla hacia un lado para que ninguno de los dos molestara al otro - solo hay que hacer un poco más de espacio para que podamos escribir mejor.
-Gracias - me dijo amablemente volviendo a escribir los ejercicios del pizarrón en su cuaderno.
Sin embargo, había otra cosa que me estaba molestando. Bajé la mirada debajo de la mesa y observé cómo la pierna de Mike vibraba sin parar. Después noté que la mano derecha de él estaba sujeta en un puño.
Se veía nervioso.
Fruncí la nariz y decidí hacer caso omiso a sus acciones y volver a concentrarme en la clase.
-¡Jóvenes! - exclamó el profesor - espero que estén tomando nota de lo que estoy escribiendo en el pizarrón porque estará en su próximo examen.
Toda la clase salió de la burbuja en la que estaban y empezaron a anotar lo del pizarrón. El profesor Charles se acercó a nuestra mesa y se aclaró la garganta, dirigiéndose a Mike.
-Que milagro que asistas a mi clase - dijo con aires de arrogancia - ¿A qué se debe?
Mike apenas levantó la mirada hacia él.
-Oh, ya recordé - dijo con sorpresa fingida - al fín te diste cuenta que no podías seguir siendo un fracaso, ¿cierto, Brookes?
Mike soltó un suspiro de molestia, enderezandose sobre su silla y mirando al profesor con frialdad.
Mike soltó un suspiro de molestia, enderezándose sobre su silla y mirando al profesor con frialdad.
-No es asunto suyo - respondió Mike con voz firme, pero contenida. Como si tuviera algún tipo de ira que no quisiera mostrar.
El profesor Charles levantó una ceja, claramente sorprendido por la respuesta de Mike.
-Cuida tu tono, Brookes, cuando te diriges a mí, solo mis mejores alumnos pueden desafiarme, podrías haberlo hecho antes, pero ahora tu estas muy lejos de ser uno de ellos.- replicó con severidad -. Y más te vale estar tomando nota, porque dudo que puedas pasar este examen sin ayuda.
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El pensamiento de ti
RomansaMónica Kelsey es una chica tranquila y dedicada a sus estudios, conocida por ser una excelente alumna de bachillerato. A pesar de su vida aparentemente normal, Mónica guarda un doloroso secreto: su madre está enferma de cáncer, un hecho que la consu...