AMARA
Siento el frío del suelo contra mi piel mientras intento abrir los ojos. El mundo a mi alrededor es un borrón de sombras y luces tenues. Me doy cuenta de que estoy en un lugar oscuro, un garaje o algo así, con un olor a moho y descomposición en el aire. Trato de recordar cómo llegué aquí, pero mi mente es un caos, atrapada en la confusión y el miedo.
El último recuerdo que tengo de la estación de tren se convierte en una pesadilla. Hayes me había agarrado con fuerza y arrastrado hacia el tren, y desde entonces, he perdido la noción del tiempo. Siento mi cuerpo magullado, cada movimiento es un recordatorio del dolor que llevo dentro.
—Despierta, Amara —escucho su voz, resonando en el aire como un eco. Se siente como un grito en medio de la noche, y la ansiedad me inunda. Trato de hacerme la fuerte, pero en el fondo, el terror se apodera de mí.
—¿Qué quieres de mí? —pregunto, sintiendo que mi voz apenas es un susurro.
Se ríe, pero no hay alegría en su risa. Es una risa fría, burlona, que me hace sentir aún más vulnerable. —Eres mía, Amara. Siempre has sido mía. No puedes escapar de eso.
—No soy tuya —le respondo, aunque mi corazón late con fuerza. Me levanto lentamente, tratando de mantenerme firme a pesar del dolor que recorre mi cuerpo—. No tienes derecho a hacerme esto.
Su expresión se oscurece. —Las mujeres no tienen derecho a trabajar, a estudiar. Deben estar en casa, esperando a sus maridos, haciendo la comida, limpiando la casa. Eres como una flor en un jarrón. ¿Acaso quieres salir a marchitarte en la calle?
—Eso es machismo, Hayes —digo, sintiendo cómo la rabia comienza a brotar dentro de mí—. No tengo que conformarme a lo que tú piensas. Las mujeres tienen derecho a elegir su propio camino.
Su mirada se transforma en furia, y la tensión en el aire se vuelve palpable. —¡Cállate! —grita, acercándose a mí con una velocidad aterradora. Sin previo aviso, me da una bofetada que me hace tambalear. El dolor agudo me recorre la cara, pero no puedo dejar que se apodere de mí.
—Eres un machista —repito, sintiendo que las lágrimas comienzan a asomarse en mis ojos. No quiero llorar, no quiero mostrarle que me afecta. —No puedes seguir así.
Y entonces, el mundo se convierte en una vorágine de golpes y gritos. Cada puñetazo que me lanza es un recordatorio de su rabia, de su deseo de controlarme. Intento protegerme, pero su fuerza es demasiado abrumadora. Los golpes se suceden uno tras otro, y siento cómo mi cuerpo se va desvaneciendo, despojado de toda fuerza. La sangre comienza a brotar de mis labios y nariz, y puedo sentir su calor mezclándose con el frío del suelo.
En mi mente, la imagen de Calum aparece. Lo recuerdo sonriendo, su risa resonando en mis oídos. La forma en que siempre ha estado ahí para mí. Cierro los ojos y rezo, rogando para que él, Lex, Will o incluso mis padres lleguen a rescatarme.
—Ayúdame, por favor —susurro, aunque sé que no hay nadie aquí para escucharme.
Cada golpe que recibo me hace más fuerte en mi determinación. No puedo dejar que esto termine así. No quiero ser una víctima, no quiero ser su propiedad. Mi vida no está destinada a ser un reflejo de sus ideas retrógradas.
Cuando la violencia finalmente cesa, mi cuerpo está cubierto de moretones y cortes. Mi respiración es irregular, y me siento perdida en un océano de dolor. Pero aún hay una chispa dentro de mí, una pequeña luz que se niega a apagarse.
—Esto no ha terminado, Amara —me dice, mientras se aleja, dejando el dolor a su paso.
Siento la soledad envolverme, pero en mi mente, la imagen de Calum se mantiene viva. Sé que no se rendirá. Su amor por mí es más fuerte que cualquier fuerza que pueda usar Hayes.
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Relación Perfecta[Trilogia Perfectos #2]
RomanceDespués de esa noche la vida de Amara y Calum cambio. Ya no estaban juntos. Hayes apareció , todo se fue al traste. Ahora cada quien tiene su vida. ¿Serán capaces de seguir adelante ? ¿O volverán ha tener una Relación Perfecta ?