CAPÍTULO 8

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~AMBER'S POV~

He pasado unas semanas estupendas. Después del encuentro con los Corazones Solitarios parece que todo vaya a mejor. Hemos quedado varios días, a veces juntos, a veces algunos miembros separados... Pero siempre me lo paso genial.

Sin embargo, hoy mi luz se ha vuelto a apagar: Hoy es el aniversario de dos años de la muerte de mi hermano.

Llevo todo el día pensando en ir al cementerio dónde está enterrado, pero mi madre no quiere venir, nunca ha querido entrar a allí, todavía no lo supera. 

Subo a mi habitación, me visto, cojo un suéter por si acaso y me lo ato a la cintura y tras coger las llaves y el móvil abro la puerta, dispuesta a irme.

- Espera, Amber. - Me detiene mi madre tendiéndome un ramo de rosas blancas. - Ten, ponlo en la tumba por mí.

Sonrío tristemente, aceptándolas.

- Lo haré. - Digo, y salgo cerrando la puerta. 

Camino hasta la parada de autobuses y me detengo, esperando mi transporte. En ese tiempo me dedico a observar con pánico los coches que cruzan la carretera a toda velocidad. Una expresión de miedo se dibuja en mi rostro, mientras recuerdo momentos del pasado.

En seguida el autobús llega y me subo. El viaje se me hace bastante largo, pero por fín me bajo sel vehículo y camino hasta llegar a la entrada del cementerio. Alzo la vista, observando la enorme puerta de metal oxidado que se alza ante mí. Cojo aire, cierro los ojos y empujo los barrotes de la puerta, entrando dentro del recinto y me dirijo a la tumba de mi hermano arrodillándome delante. 

- Hola, Mike... - Dejo las flores encima de su tumba. - Me las ha dado mamá para tí. - Susurro. - No ha querido venir, todavía no asume todo lo que pasó, y yo tampoco, pero en la vida hay que ser fuerte, ¿no? O, al menos, eso es lo que decías tú.

Noto como una lágrima resbala por mi mejilla. No soy de esas personas que muestran sus sentimientos en público, pero cuando estoy sola es totalmente distinto.
Me quedo un rato callada, acariciando la inscripción de la lápida con la yema de los dedos. 

"Mike Evans. 1993 - 2013"

- Te echo de menos, Mike... Muchísimo... - Hago una larga pausa. - Todavía recuerdo cuando nos peleábamos porque te comías mi nutella... O cuando nos mirábamos por las escaleras con una cesta de la ropa... Y cuando jugábamos a los zombies... También cuando me protegías de los chicos malos y de las arañas que me querían matar... - Sonrío amargamente.

Mis lágrimas empañan mis ojos y me las seco con las manos.

- Sin ti nada es lo mismo. - Continúo. - Despertarme y no verte por las mañanas es como si se me clavaran miles de agujas por todo el cuerpo... Siempre tengo esperanzas de que todo haya sido un sueño... Uno horrible y largo del que no me puedo despertar por ahora, pero algún día lo haré, y estarás de vuelta con nosotras. - Un enorme río que mana de mis ojos empapa mis mejillas y rompo a llorar en un mar de lágrimas. - ¡Y dios...! ¡Tú no deberías estar aquí! ¡No deberías...!

Mi voz se quiebra durante unos momentos y me quedo en silencio, escuchando el sonido de la brisa y de mi llanto.

- Me siento tan culpable de todo lo que pasó... - Susurro con impotencia. - Tan, tan culpable... Podrías seguir aquí si no hubiera sido por mí. Me odio. Y mucho. - Suspiro. - Y todos los días me pregunto: ¿Ahora con quién haré tonterías? ¿Ahora que haré si mi hermano mayor no esta conmigo? ¿Quién me protegerá cuando tenga un mal sueño? ¿O cuando discuto con mamá? ¿Quién me ayudará cuando lo pase mal?

Me restriego los ojos con los puños y apoya mano mano sobre la piedra dura y fría de la lápida. 

- Me hago esas preguntas y miles más, porque no hay ni un día que no piense en tí. Y, ¿sabes qué? Nunca encuentro respuestas para ninguna de ellas. - Murmuro. - Porque no creo que nadie nunca pueda ocupar tu lugar.

Lonely Hearts Club (H.C #1) // #Wattys2016Donde viven las historias. Descúbrelo ahora