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⟵ CAPÍTULO 13

VALE, mi padre no nos presta el barco. —Pope se subió en la furgoneta—. Tiene entregas en Figure Eight y tenemos el coche roto.

Todos miraron a Mara alzando una ceja y la chica echó el cuello hacia atrás. —Vamos al puerto, intento convencer a mi padre.

Mara se bajó y se ató bien los cordones de sus converse, ya no quedaba nada para que estuvieran rotas al completo.
Soltó un quejido y sin más caminó hasta la oficina de su padre.

—Tío, acompáñala... —John B empujó al rubio fuera del coche y él hizo caso poniéndose al lado de la chica.

—¿Aún no te has comprado unas? —Fue lo último que debería haber preguntado.

—¿Crees que si tuviera la pasta para unas zapatillas llevaría estas tío? —preguntó sarcástica antes de abrir la puerta—. Solo gastamos para comida, luz y agua. Y mira que eso es pasarse.

El rubio movió un poco su cabeza pero se quedó en silencio en cuanto Nate miró a ambos.

—¡Hola! —Mara habló contenta y abrazó a su padre plantando un beso en su mejilla.

El mayor se rio y alzó una ceja. —¿Qué queréis?

La ojiverde hizo una mueca y se puso las manos en la cadera.

—Necesitamos tu barco. —la menor habló tan tranquila, que desde que mencionó 'tu barco' su padre empezó a negar con la cabeza—. ¡Confía en mí, no le pasará nada! Además, JJ y yo luego podemos venir y limpiarlo. ¿Verdad?

—Sería un honor. —El chico sonrió y Nate fue hasta el pequeño despacho y tomó las llaves.

Mara extendió su mano y justo cuando fue a cogerla su padre la alejó. —Solo tú puedes navegar. —JJ alzó las cejas apenado, deseando navegar él hoy—. Tú también, JJ. Pero como le pase algo a mi barco te juro que

—¡Gracias papá te veo en casa! —Mara salió de allí y enlazó su brazo en el bíceps del rubio, sacándolo de allí.

JJ y Mara hicieron el típico saludo sonrientes al haber conseguido lo que querían. La ojiverde corrió a la furgona y sacudió las llaves para indicarles que emprendieran camino a casa de la castaña.
Al llegar se bajaron y Mara recordó algo.

—Esperad aquí, ahora vengo. Se me había olvidado echarle de comer a Champ. —La chica corrió con rapidez hasta dentro de la casa, le dejó a Pope al mando.

Al entrar vio millones de cervezas por el suelo y la televisión encendida. Apenas eran las tres de la tarde. Melissa había vuelto a perder el control.
Haciendo poco ruido Mara abrió la comida de perro y la puso en el cuenco de Champ, al igual que el agua en otro.
Sacó un par de sándwiches de la nevera y los metió en su mochila.

—Mara... —escuchó desde el sofá y con un nudo en la garganta soltó un ligero "mhm?"—. ¿Eres tú? Tráeme más cerveza.

—Mamá creo que deberías dormir un poco... —La chica se rascó la cabeza y cuando vio que su madre se levantaba algo ebria en su dirección tragó saliva.

—¿Tú me vas a decir que hacer? Tú, que te pasas el día fuera. ¡Haciendo nada!


John B terminó de arrancar el motor y frunció el ceño al notar la tardancia de la chica.

𝐌𝐀𝐑𝐁𝐋𝐄 𝐄𝐘𝐄𝐒 || JJ MaybankDonde viven las historias. Descúbrelo ahora