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⟵ CAPÍTULO 7 ⟶

—Este era el dueño original. —Mara se cruzó de brazos prestando atención a John B. Habían entrado al despacho de su padre.

—Robert Q. Routledge. —leyó en voz alta la ojiverde mientras mantenía su ceño fruncido—. De 1880 a 1920. Y en la foto lleva la brújula.

—Le dispararon nada más comprarla. —Respondió el castaño y su amiga tragó saliva.

John B comenzó a explicar poco a poco el árbol de su familia que estaba en aquel tablón de corcho. Todos los que acababan muertos llevaban la brújula encima.

—Parece muy claro que hay un patrón. —JJ se encogió de hombros y apretó sus labios.

—Sip. —Respondió Kie poniéndose al lado de John B.

—Tienes una brújula mortal... —Murmuró Pope mientras Mara asentía con su cabeza lentamente mientras John B negaba.

—No es una brújula mortal...

—¿Os imagináis que es una brújula mortal? —Cuestionó la morena mirando su alrededor.

—Está maldita y ha vuelto hasta ti, tío. —El rubio miró lo que hacía su mejor amigo. John B comenzó a abrir un compartimento de la brújula donde según él solían esconder notas antes. Al abrirlo, tallada estaba la palabra "Redfield".

—¿Redfield? —Mara frunció el ceño una vez más.

—Es la letra de mi padre.

—¿Tú que sabes tío? —Pope se cruzó de brazos pero cuando Kiara lo miró seria volvió a hablar—. Tenía una muy... bonita letra.

—Así escribía el las 'r'. A lo mejor esto es una pista de donde se esconde.

—Si es una pista tal vez sea un anagrama.

—¡Eso es! —John B se giró hacia el escritorio. Mara le tendió un papel y un lápiz a Pope para que hiciera aquello que tan bien se le daba.

—¿Cómo logras concentrarte con el ruido del gallo? —Preguntó comenzando a escribir.

—A mí me encantan los gallos. —Mara alzó las cejas mirando por la ventana hacia el gallinero. Mientras todos pensaban palabras la ojiverde se mantuvo con John B observando que hacía hasta que ambos miraron por la ventana.

Un coche.

—¡Tíos! ¡Tíos, viene alguien! —Murmuró entre dientes Mara lo suficientemente alto, todos miraron por la ventana extrañados.

—¿Esos son los cachas? —Preguntó Kie asustada. Su mejor amiga asintió con terror también.

—Sí, sí son ellos... —La ojiverde miró hacia dentro del despacho, ambos hombres entrarían en la casa.

—Te lo dije, John B... —JJ caminó de un lado a otro.

—¡Mírame, tío, mírame! —le pidió tomando sus hombros—. ¿Y la pistola?

𝐌𝐀𝐑𝐁𝐋𝐄 𝐄𝐘𝐄𝐒 || JJ MaybankDonde viven las historias. Descúbrelo ahora