Muchos le dijeron que Choi Soobin era un hombre sin sentimientos y un adicto al trabajo, Kai no escuchó, muy en el fondo tenía esperanza en que Soobin cambiaría y mostraría al menos una pizca de amor.
Y ese fue su mayor error, se conformó con tan po...
Kai había preferido quedarse en casa de su padre, llevaba una semana sin salir, Soobin lo había ido a buscar pero, su padre siempre lograba echarlo.
Le había pedido que no cometiera alguna locura, tampoco deseaba que su padre se agarrara a golpes con Soobin.
Se había empezado a sentir mal en esos días, quizás era debido a todos los problemas y a tantos pensamientos que le estaban dando dolor de cabeza. Devolvía todo lo que comía, de repente los mareos lo agarraban desprevenido. Sino fuera por su madre y Shin-Hye qué la mayor parte del tiempo estaban con él, ya tuviera un buen golpe.
Shin-Hye sería la nueva presidenta de la empresa, así que, había estado planeando muchas cosas, por lo cual, ese día no estaba en casa, su madre había salido con sus amigas, su padre acompañaba a Shin-Hye, y Yeonjun, no había dicho a donde iba, pero Kai estaba seguro que con Taehyun.
Así que ese día estaba solo, y tenía leves sospechas del porqué sus malestares. Aunque, algo dentro de él, le decía que solo eran los problemas que lo estaban afectando.
Pero quería estar seguro, había tomado el auto de su padre, y iría al Hospital para hacerse unos exámenes.
Estaba nervioso.
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Soobin, por primera vez en su vida se sentía en un camino sin salida. Las cosas en su vida siempre fueron normales y sin anomalías.
Por lo que la situación que estaba pasando con su omega, lo tenía deshabilitado. Revolvía sus cabellos sin saber que hacer. Tenía una semana sin ver a su omega.
Bien, aceptaba su error de no estar en un momento importante para la familia de su omega. Aceptaba todos sus errores, había sido un mal alfa.
Conocía a Yeonjun desde la Universidad, y siempre fue un alfa qué le agrado. Y aunque fuera extraño, también le importaba la enfermedad del alfa.
Nabil siempre le decía que Kai no deseaba hablar con el, y aunque después de eso él seguía insistiendo de poder hablar con su omega, Nabil terminaba casi sacándolo a patadas. Ambos se contenían por Kai.
Pero Soobin ya estaba desesperado, necesitaba hablar con Kai, arreglar las cosas, de alguna manera ellos podían solucionar, pero, si no hablaban, ¿como lo harían?. Soobin estaba más que seguro que no deseaba alejarse de Kai. Y estaba derecho en su decisión de no dar el divorcio aunque Kai se lo pidiera. Se negaba. Kai era su vida, era su todo y una vida sin ese omega, era un mundo perdido y sin vida.
Y así como se lo propuso, ese día iría a la casa de los Huening, tal vez esta vez, si tenía suerte y su omega si quería hablar con él. El aroma de Kai se estaba perdiendo en su casa, en las sábanas y almohadas.
Y, quizás ahora entendía a su omega cuando el no llegaba a dormir.
Salió de su oficina, para ir a casa de los Huening.
