Extra: Una noche perfecta, una noche rota.

3 0 0
                                    


Esta es la continuación del capítulo 'Una noche perfecta'. Aquí se revelan aquellos diálogos que quedaron ocultos, palabras que habían sido silenciadas hasta ahora. Estos fragmentos son clave para comprender la razón detrás de la muerte de Jihyo, ya sea un suicidio provocado o un homicidio consentido, un destino trágico que aún no tiene un nombre claro.

Lo que encontrarán en estas líneas es una ventana al sufrimiento de Jihyo, una verdad que se despliega lentamente ante los ojos de quienes la han seguido. Pero es vital recordar que este tipo de decisiones nunca son la solución. Esta historia es ficción, y el dolor que aquí se expresa no debe jamás ser imitado ni glorificado en la vida real. Que estas palabras nos inviten a reflexionar, a buscar ayuda y a ofrecerla cuando el peso de la oscuridad parezca insoportable.


Era una de esas noches donde todo parecía quieto, donde las sombras en la habitación se alargaban y envolvían cada rincón. Jihyo estaba acurrucada junto a Jeongyeon, su respiración irregular, su fragilidad palpable en cada movimiento. Jeongyeon la abrazaba con suavidad, como si temiera que al apretarla demasiado se desmoronaría en sus brazos.

Ambas habían intentado vivir un instante de normalidad, como si todo lo que las rodeaba no existiera. Habían compartido risas, besos, incluso una pequeña conversación banal sobre algún programa de televisión. Pero la ilusión de felicidad no tardó en desvanecerse, como una vela a punto de extinguirse.

"Jeongie..." Jihyo murmuró, rompiendo el silencio.

"¿Sí, amor?" Jeongyeon respondió, acariciando suavemente su cabello, aunque un nudo en su estómago le advertía que algo terrible estaba por venir.

"Estoy... tan cansada." La voz de Jihyo era apenas un susurro, pero cargaba el peso de su desesperación. "No puedo seguir más con esto... No puedo vivir así."

El nudo en el estómago de Jeongyeon se apretó. "Shh... No hables así, Zyo. Estoy aquí, te tengo, podemos superarlo juntas."

Jihyo sacudió la cabeza levemente, sus ojos llenos de lágrimas que apenas lograba contener. "No, no entiendes... Ya no queda nada dentro de mí. Ana me ha consumido, y yo... ya no soy yo. Lo único que queda es este vacío, esta tristeza interminable."

Las lágrimas comenzaron a correr por sus mejillas, y Jeongyeon sintió que algo se rompía dentro de ella. Sabía que Jihyo había sufrido, lo había visto día tras día, pero escuchar esas palabras, escuchar el deseo de rendirse, le helaba el alma.

"Zyo..." Jeongyeon comenzó, pero su novia la interrumpió.

"Por favor, Jeongie... acaba con esto. Te lo suplico." Su voz se quebró en el último suspiro, como si esas palabras hubieran drenado lo último de su fuerza.

Jeongyeon sintió un escalofrío recorrerle la columna. No podía creer lo que estaba escuchando. "¿Qué... qué estás diciendo?" preguntó, incapaz de procesar el pedido de su novia.

"Termina con mi sufrimiento," Jihyo rogó, aferrándose a su brazo. "No puedo hacerlo sola, no tengo la fuerza... Pero tú, tú puedes ayudarme. Has sido lo único que me ha mantenido aquí, pero ya no quiero seguir... Solo quiero que esto termine."

Jeongyeon sintió el aire abandonarla, su mente luchando entre la lógica y el amor devastador que sentía por Jihyo. ¿Cómo podía su amada, la persona que más quería en el mundo, pedirle algo tan monstruoso? Pero al mismo tiempo, ¿cómo podía ignorar la desesperación en su voz?

"No puedo hacer eso, Jihyo... No puedo." Las palabras salieron rotas, casi como una súplica en sí misma, deseando que Jihyo no volviera a pedirle algo así.

"Por favor," repitió Jihyo, sus ojos ahora suplicantes, llenos de un dolor tan profundo que Jeongyeon sintió que se ahogaba en ellos. "Si me amas, si de verdad me amas, ayúdame. No quiero seguir siendo una carga para ti, no quiero seguir siendo esto... déjame ir."

El silencio que siguió fue denso, cargado de emociones que ninguna de las dos podía expresar con claridad. Jeongyeon la miraba, sintiendo que su corazón se rompía una y otra vez con cada segundo que pasaba.

"No sé si puedo hacerlo," confesó finalmente Jeongyeon, sintiendo el peso de esas palabras caer sobre ella como una losa.

"Lo harás," respondió Jihyo, con una seguridad que sorprendió a Jeongyeon. "Porque sé que me amas más que a nada en el mundo. Y sé que no quieres verme sufrir más."

Jeongyeon solo pudo asentir, aunque en su interior aún no podía aceptar lo que Jihyo le estaba pidiendo. Pero en el fondo de su corazón, ya sabía que lo haría. Sabía que su amor por Jihyo era tan grande que estaba dispuesta a darle lo que ella pedía, aunque eso significara perderla para siempre.

"Dormamos un poco más," susurró Jeongyeon finalmente, acurrucando a Jihyo más cerca de su pecho. "Mañana lo hablamos... mañana."

Oh, Ana. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora