Cap II

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Un día mas en la gloriosa Londres, sii.

El día de hoy no hay nada que hacer, no hay bailes, no reuniones en el parque, ni visitas inesperadas, gracias a esto decidí dar una vuelta por el parque.

En el parque se ve lo mismo de todas las temporadas sociales,  caballeros acompañando a mujeres, cortejando, con sus madres y doncellas detrás.

Sonreí mirando la naturaleza, las pequeñas aves y el paisaje, el cual por alguna razón se ve mas colorido y vivo.

No se que decir, cumplí 23 hace unos meses y  sinceramente no se ni que estoy haciendo, pero bueno, no vine hasta Londres a lamentarme ya estoy aquí debo ser lo mas optimista posible.

-Hola Penélope-

Suspire al escuchar aquella voz.

-Hola Cressida- 

Ella sonrió y hablo.

-Parece que siempre nos encontramos- 

-si, que bueno- dije entre dientes.

-ellos son mis hijos- señalo a una carpa cerca del rio- ellos son hermosos definitivamente dos ángeles-

Hice una ligera mueca pero me forcé a sonreír por educación.

-si que lo son- dije sinceramente, parecen dos angelitos.

-lo se- volteo hacia mi- A que viniste?-

Por mas tiempo que pasara es mas que obvio que ella nunca cambiara.

-vine a estar con mi madre- respondi.

-osea que aceptas tu estado de solterona- se burlo.

ni siquiera respondí y me fui de aquel lugar:

Por que ella piensa que ser soltera es malo? 

Acaso no puedo disfrutar de estar solo al menos 5 minutos?

tal parece que no.

.

.

.

Desde ese dia han pasado 2 semanas y ahora temo decir que soy el plato fuerte de la sociedad, todos hablan de mi y mi soltería, que no soy suficiente para nadie, no se que habrá hecho Cressida pero se ha pasado.

Abandone el salón principal y me dirigí a la sala de musica, especialmente hacia el pianoforte. Toco este instrumento desde pequeña pero desde hace 3 años se a vuelto mi refugio, tanto así que puedo decir que he perfeccionado mi manera de tocarlo.

Tome asiento en el banquillo, deslice mis dedos por las teclas que querían ser tocadas y así lo hice, empecé a tocar  el Claro de Luna, sonata no.14 de Beethoven. Últimamente acostumbro a tocarla cuando me siento triste

No existía nada mas que yo y las teclas, es tan apasionante y envolvente que no me di cuenta que alguien me observaba hasta que fue muy tarde.

-Disculpe- me levante y camine hacia el-quien es?

-me temo que seria adecuado estar por aqui ambos solos- dijo y sin mas se fue.

-espere, al menos dígame su nombre por favor-

El se detuvo, volteo hacia mi, retiro su sombrero y luego hizo una elegante reverencia.

-Soy el duque de Maxwell- 

Su vos es tan delicada pero a la vez grave. No pude evitar pensar que el se me hacia muy familiar definitivamente lo conozco de algún lado 

-Penelope Fatherington- me presente- nos conocemos?

El frunció levemente el ceño ante mi pregunta pero luego negó.

-esta bien, con su permiso excelencia- me retire del lugar, con la incógnita en mi mente. Se supone que no nos hemos cruzado nunca.

¿Entonces por que? 

¿Por que siento que el y yo nos conocemos desde hace años?



La fea del baile (penelope Fatherington)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora