Capítulo 5

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Al salir de la panadería decidí dar un par de vueltas más por el pueblo antes de volver a mi cruda realidad, esa en la que tenía que pensar con cuidado cada paso que daría con el miedo constante a equivocarme y ser una deshonra para todos; aquí todo era diferente, nadie se volteaba a mirarme ni estaban pendientes a lo que dijera o lo que ellos fueran a decir en mi presencia, Felix era un muy buen ejemplo de ello, me había hablado como si le estuviese hablando a cualquier aldeano y no a su próximo rey y eso en vez de ofenderme me reconfortaba.

Avancé en mi caballo hasta las últimas casas del pueblo, aquí había más pobreza y ya iba dejando atrás las calles de comercio y las casas de más estatus, aquí los niños jugaban a la orilla de los prados y las granjas estaban a la vuelta de la esquina, olía a campo, olía a libertad.

Los niños miraban con asombro mi caballo y sonreí un poco triste por eso, las cosas en el pueblo eran diferentes que en el castillo, aquí los niños iban descalzos y no se preocupaban en ensuciarse, los padres vivían para sus hijos y no por el pueblo, aveces me preguntaba cómo fuera si hubiera nacido como un pueblerino normal, pero ver las pobrezas en las que se mantenían solo me decía que quizás nací para eliminar todo aquello.

— ¡Qué caballo más bonito !— me gritó una dulce niña de ojos grandes y cabello rojo

— Así es— respondí deteniéndome para que lo observara mejor — su nombre es Cornelius—

— Es un nombre bonito, usted también es bonito— al decirlo sus mejillas se pusieron del mismo tono de su cabello, haciéndome reír por su dulzura

— Gracias hermosa, tú también lo eres ¿cómo te llamas pequeña?—

— Soy Melody, ese es mi papi Hyunjin —

Levanté la vista hasta donde ella me señalaba, un joven de unos veintitantos estaba agachado en los sembradíos de col, su cabello era del mismo tono de la niña y parecía no escuchar nuestra plática.

— Debes volver con él, harás que se preocupe — le aconsejé al ver que él miraba a los lados, quizás buscándola

— No, es que estoy esperando a papi Jeongin, papá Hyunjin casi no escucha, fue un accidente y entonces yo espero aquí a que papi Jeongin vuelva de la carnicería y lo ayude a llevar las col a la bodega —

Asentí, ella era una niña muy bonita y extrovertida pero no me daba confianza que fuera tan confiada con los extraños, al final la logré convencer que fuera con su padre y me apresuré a volver al castillo ya que la noche estaba llegando.

Apuré a Cornelius por el camino correcto esta vez, el aire de la tarde y el calorcito del pueblo me hacían sentir libre, me apresuré a llegar por la parte trasera del castillo y cuando miré despejado corrí a ocultar a Cornelius en las caballerizas.

No había nadie a la vista y aún así caminé con sigilo, cuidé mis pisadas y apreté la bolsa con los cuernos de Chan para poder sobornarlo y que ocultara mi huida, suspiré aliviado cuando crucé la cocina y la lavandería, pero como soy Seo Jodido Changbin, Chan estaba frente a mi con los brazos cruzados y una ceja en alto.

— ¿ Jugando a ser yo Changbin?—

— ¡Chan amigo mío!—

Sonreí "inocente" y le mostré la bolsa con los panes, él sintió el olor y la tomó al mismo tiempo que negaba decepcionado o sorprendido no sabía cuál de las dos era.

— No quiero saber porque tienes una bolsa con panes qué claramente acaban de ser horneados y de los que yo sé dónde los venden, menos de porque traes un cuadro en tu otra mano sabiendo que no ha venido ningún pintor al castillo, no sé en qué te has metido Changbin, así que me daré vuelta, me iré a mi puesto y espero que mi ropa esté en mi habitación para la noche ¿ok?—

Asentí sin borrar mi sonrisa, Chan era tan fácil de persuadir que me sentía demasiado feliz, corrí a mi habitación y coloqué el cuadro de Felix justo al lado de mi cama, se veía perfecto ahí y esperaría unos días antes de volver porque definitivamente quería otro.

•••••••••

— Changbin, la señorita Mayers me comentó que no estudiaste lo que te dejó—

Papá detuvo la comida solo para sermonearme, volver al castillo me sacaba de la burbuja en la que ir al pueblo me había dejado, era un choque de realidad que me hacía molestar.

— Estaba cansado—

— Pero no lo suficiente como para irte a cabalgar ¿cierto?—

Jisung comentó con una sonrisa y mi padre miró a ambos antes de negar, mamá se mantuvo en silencio y nos ignoró mientras comía, esa era su manera de ignorar los problemas y me pregunté entonces si eso le resultaba.

— Quería aire fresco, estar encerrado con libros todo el día no es mi pasatiempo favorito y lo sabes —

Traté de sostener la mirada de mi padre, pero él me veía con tanta decepción que luego tuve que bajarla para no demostrarle lo mucho que me dolía su desprecio.

— Falta menos de un mes para que vengan las princesas de todos los reinos vecinos a conocerte, menos de un mes para que elijas una esposa Changbin, debes dejar estar actitud de niño y hacerte la idea que pronto serás el rey ¿de acuerdo?—

Asentí con pesar, Jisung me miró fijamente esperando que dijera algo porque esa sería su oportunidad perfecta de presionarme hasta que dijera algo imprudente delante de mi padre y así ser él el ejemplo de nuevo, dejándome otra vez solo como el gemelo rebelde que no sabía sobre responsabilidades, aveces deseaba tanto no ser un príncipe heredero.

En los ojos del reyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora