Capítulo 9

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Levanté la caja llena de pan del mostrador y la llevé afuera mientras sentía el sol de la mañana en mi cara, suspiré y empecé a caminar por el camino del pueblo, algunos me saludaban y otros solo murmuraban a mi espalda por la insignificante razón de que no quería conseguir una esposa.

Los últimos días mamá había estado mejor así que papá era quien atendía la panadería y yo iba a dejar las órdenes en el pueblo, aveces me tocaba llegar más largo, hasta las casas de los nobles o los guardias reales, en esos días extrañaba a mi caballo.

Caminé por el trecho que dividía las granjas del camino a las tierras de los nobles, mis buenos amigos Hyunjin y Jeongin tenían su granja aquí y no era una sorpresa encontrarse a Melody en la orilla del camino, justo como ahora que la pequeña pelirroja me saludaba con efusión, me acerqué a ella para saludarla y de paso regalarle un poco del pan que traía, papá no se daría cuenta del gasto debido a que aún tenía monedas de las que Chan me regalaba al venir.

— Hola tío Lixie— ella sonrió emocionada cuando estuvimos de frente

— Hola Mel ¿qué te he dicho de estar a la orilla del camino? Sabes que Jeongin siempre vuelve a la misma hora, cariño, no hay necesidad de que los esperes todo el día —

Ella asintió pero con una sonrisa en su rostro negó diciendo.

— Papá no fue a trabajar, tío Lix !una carta del rey llegó esta mañana y nos trajeron mucho dinero! Así que solo estoy esperando que regrese del mercado, prometió traerme muchas manzanas—

Asombrado procesé lo que dijo, el rey..... había mandado dinero a mis amigos y eso era en verdad asombroso debido a que ese hombre siempre daba la vista gorda a los problemas del pueblo y lo que un día fue un pueblo próspero, ahora solo era un recuerdo.

— Vaya, eso es genial pequeña, toma, llévale a Hyunjin y diles que pasaré pronto a visitarlos—

Ella tomó la bolsa con el pan, muy emocionada y salió corriendo a casa, sonreí viéndola a la distancia y continué mi camino, hoy tenía que llevar pan a la casa de los Kim, una familia de nobles que por años habían servido al rey y que siempre hacían sus pedidos con nosotros.

Miré fascinado las casas gigantes y de buen aspecto, aún cuando el pueblo se vino abajo, ellos no lo hicieron y se mantenían siempre en sus riquezas y prosperidad, lo que aveces me parecía inaudito.

— Oh, buen día Felix ¿cómo llegaste tan rápido? Entra querido te daré una taza de té —

Sonreí a la señora Kim, una anciana que pese a llevar el mismo apellido que los amos de la casa jamás tuvo privilegio alguno aun cuando dio a luz al heredero de aquí .

— Muchas gracias señora Kim —

Agradecí cuando ella dejó una taza de té y un pedazo de pastel frente a mi, sonrió encantada con el pan y empezó a agregarlo a la canasta que tenía en la mesa.

— No es nada pequeño, gracias a ti por venir rápido, Chan vendrá esta noche a casa después de mucho tiempo  y no había pan para darle, me has sacado de un apuro—

El nombre utilizado me dejó sorprendido ¿Chan vivía aquí o era familia? Eso explicaría su buen vestir y su porte recto y buenos modales, pero eso también significaría que está casado, debido a que la señorita Kim estaba casado con Lord Bang.... Esa realización me dejó un mal sabor de boca sin saber porque.

— ¿Chan dijo? Creo que lo conocí, ah estado yendo a la panadería desde hace un mes—

Ella sonrió asintiendo y sacando los cuernos de mermelada de la canasta, no quería aceptar que la persona en la que había puesto mis sentimientos estuviese casada.

— Si, él adora los cuernos de mermelada, querido, me sorprende que hable contigo, es un guardia y es muy serio y nada amistoso— con diversión contó

Ahora eso me confirmo por completo que hablábamos del mismo Chan, su caballo era de los mismos de la guardia y era imposible negarlo, un nudo se formó en mi garganta y me impidió respirar con normalidad.

— En realidad fue muy amigable— confesé casi sin querer hacerlo

— Cuando quiere lo es, pero ahora pasa demasiado tiempo en el castillo que ni siquiera viene a casa, la señorita Kim sufre por eso— negó desconsolada

Charlé un rato más con ella y después volví a mi casa, en el camino no podía dejar de pensar en Chan y la ilusión que me daba cuando hablamos y me escuchaba con atención, la amargura entonces vino a mi al saber que él ya estaba tomado y no había nada que pudiera cambiar, que cruel era el destino y que tonto era yo por ilusionarme con algo prohibido .

En los ojos del reyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora