Capítulo 14

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Dejar a Felix con Lee Minho fue algo que me hizo sentir satisfecho al mismo tiempo que me amargaba el alma, por la sencilla razón que no podría verlo como ambos estábamos acostumbrados, aún así me di ánimos y me enfoqué en desenredar el tumulto de engaños que había en el castillo.

La presencia de Shin dificultaba un poco las cosas debido a que se había vuelto a empeñar a que yo sería el marido perfecto, por otra parte, había encontrado muchas cosas que no me cerraban, habían presupuestos de dinero que no llegaron a ninguna parte, cosas que fueron compradas y en realidad no están, contratos de personas que no existían y más cosas.

La situación me tenía estresado y había notado que mi padre salía con más regularidad al pueblo pero jamás me permitía ir con él, esto me dejaba pensando en lo que Lee Minho dijo el día que lo visité.

—Ten cuidado con tus pasos, Changbin, hay más secretos aquí de lo que tú te imaginas—

Me había advertido y luego no volvió a la plática como era de costumbre, escuché alguna vez que Lee Minho antes de ser pintor fue un protegido de un adivino, así que estaba seguro que más de una costumbre o conocimiento le había quedado.

—Changbin —

Chan me llamó de repente mientras iba cruzando hacia las caballerizas con la intención de seguir el carruaje de mi padre, lo miré y él se veía en verdad enojado.

— ¿Chan?—

— ¿Me puedes explicar la razón por la que la abuela de Sana está diciendo que tengo una estrecha amistad con el hijo del panadero?—

Sus ojos me veían seriamente y había un toque de repulsión en ellos, jamás pensé que Chan fuera una persona clasista pero ahora era que lo confirmaba.

— Yo, lo siento ¿bien? No encontraba otro nombre con el cual presentarme -—me excusé pero no pareció ser suficiente

— Haz llevado este capricho tuyo demasiado lejos y perdóname lo que te diré, pero es hora de que vuelvas a la realidad, era un príncipe, futuro rey dentro de poco, no puedes ir por la vida encaprichado de un chico pobre y recalco, un chico, es hora de que centres tu atención en una de las tantas princesas al rededor—

Me miró de manera severa y de ahí se retiró, yo me quedé parado ahí tratando de procesar todo, no, no haría lo que Chan decía, si mi futuro era amárrarme con alguien que no amaba, por lo menos viviría mis últimos días de libertad con la persona que amo.

Subí entonces a mi caballo y empecé el camino hasta la morada de Minho, busque un sirviente que obviamente sabía que yo era el príncipe y le pedí discreción mientras me llevaba a un salón vacío, donde esperé a Felix hasta que se hizo presente, sonriendo en grande al verme ahí parado, extendí mis brazos y él vino de inmediato a refugiarse en ellos.

—!Chan te extrañé mucho!— se sinceró

— Yo también mi dulce Felix—

Sonreí amargamente por tenerle que mentirle aún, me prometí a mí mismo que al terminar de resolver los líos en el castillo, encontraría la forma de poder estar a su lado aún si me tiraba a todos en mi contra.

—¿Cómo te va aquí ? Escuché que eres uno de sus alumnos estrella —

Él soltó una risita y negó despacio a la par que tomaba mis manos y nos sentábamos en una sillas vacías, Felix era como un brillo del sol de la mañana para mí, en mis ojos no había persona más dulce que él.

— Algo así, me estoy esforzando, Chan, no quiero decepcionarte —

— Jamás lo harías — prometí

Él me sonrió y estuvimos un rato más hablando, me encantaba escucharlo hablar de manera tan apasionada sobre sus nuevos conocimientos, de su nuevo amigo y de lo mucho que le gustaba estar aquí, cuando miré que se estaba haciendo tarde decidí levantarme y tomar su mano.

— Felix, hay algo que debo decirte —

Me miró atento y entonces recapacité, no podía decirle que quería estar con él si él seguía pensando que yo era Chan, me vería como un infiel y un insulso, le sonreí para calmar sus dudas.

— Yo....¿quisieras ir a pasear mañana?—

— ¡Claro que si!—

Después de acordar nos despedimos y en el camino al castillo sentía un peso en mi corazón, jamás podría estar con Felix sin antes enmendar todo, todo era tan difícil que me daban ganas de huir con Felix y jamás volver.

En los ojos del reyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora