Capítulo 6

6 4 0
                                    

El sol de la mañana se sentía tan bien contra mi cara que me detuve un momento de tender la ropa y solo sentirlo contra mi piel, sonreí, hace tanto tiempo que no me quedaba lugar de hacer cosas tan pequeñas como estas, no desde que mamá enfermó y mi día a día se basaba en cuidar de ella,  no me molestaba hacerlo, me molestaba estarme desgastando más o igual que ella.

— Buenos días Felix—

Apreté mis ojos y suspiré buscando paciencia al escuchar esa molesta voz, el señor Kim venía por trigésima vez a casa y yo sabía que solo era por una pequeña y molesta razón, aún así le sonreí y seguí con mi labor.

— Buenos días señor Kim— tampoco podía ser un maleducado

— ¿Todavía está enferma tu madre? Porque este trabajo es para mujeres, Felix, no se ve bien que tú te encargues de la casa —

Exhale tratando de contenerme y no mandarlo a la mierda, papá era panadero y me había enseñado todo acerca de su oficio, mamá era costurera y hizo lo mismo, por su parte la señora Ahnyeon se encargó de enseñarme a pintar y dibujar, leer y escribir, a tocar el piano aprendí por mi cuenta y los labores de casa eran un pasatiempo para mi y un poco de ayuda a mi madre que aún no estando enferma siempre obtenía mi ayuda en cualquier cosa, mis padres jamás han pensado que este labor es exclusivamente de mujeres, pero claro que el reverendo Kim no pensaría eso.

— Está enferma aún, señor Kim y no tenemos el dinero suficiente para pagar una criada así que eh de rogarle no me señale por no permitir que mi casa se caiga a pedazos en suciedad —

Él asintió complacido, no gastaría mis energías pidiéndole que entendiera nuestra manera de pensar, no, él era un hombre recto y arraigado a sus ideas, algo que dijera un chico joven como yo no tendría peso en él en lo absoluto.

— Estaré orando por ella, Felix— sonrió y se acercó un poco más al cerco que dividía nuestro patio de la calle— Sin embargo tú podrías dejar de hacer esta cosas para mujeres en un santiamén, solo tienes que casarte con nuestra dulce Jisoo, sabes que ella está muy bien adoctrinada para ser la esposa perfecta y desde hace un tiempo que hemos querido tenerte como yerno—

Me miró esperando una respuesta, yo negué para mis adentros y me mantuve estoico frente a él, esta era la razón por la que el señor Kim me visitaba a diario, yo estaba cansado de negarme a casarme con su hija, que si bien era una chica linda y muy amable, no despertaba en mi sentimiento alguno.

— Lamento tener que repetir esta respuesta señor Kim, pero aún no estoy interesado en formar una familia—

Sonreí tratando de romper esta tensión y para mi buena o mala suerte, el mismo noble de la vez pasada se hizo presente, amarrando a su caballo enfrente de la panadería y así llamando nuestra atención.

— Tendré que dejarlo señor Kim, papá está cuidando de mamá y tengo que atender la panadería, tenga usted un lindo día —

— Ve con cuidado hijo, espero reconsideres mi propuesta—

Asentí sin contestar su insistencia y me apresuré a llegar a la puerta trasera de la panadería, ahí el noble ya estaba sentado y observando de cerca mi pintura llamada "la modestia del búho " una obra en la que trabajé tiempo atrás cuando un pequeño búho no dejaba de visitarme cada noche.

— No pierdes la costumbre de tomar las cosas sin permiso ¿cierto?—

Me acerqué a él y saltó en su puesto del asombro, haciéndome reír por su reacción tan exaltada.

— Lo siento, esta pintura es muy linda, Felix, pero hoy no quiero comprarla ¿ qué tal si pintas una para mi?—

Me miré reflejado en sus ojos cafés y perdí la noción del tiempo durante un fragmento, pero la retomé rápidamente sonriendo y quitando mi cuadro de sus manos.

— Está bien, pero cuando vuelva a hacerlo, desde que mamá enfermo no pinto, así que tendrás que esperar—

Él asintió con comprensión y se levantó de su asiento para echar un vistazo en las vitrinas llenas de pan que hornee la noche anterior, su vestimenta era sencilla pero se notaba que aún así era más costosa que la que yo portaba.

— Lamento que tu madre no mejore ¿ ha venido algún doctor a mirarla?—

Me eché a reír con su pregunta y eso pareció desconcertarlo, negué sosteniendo mi estómago y calmándome así hasta que mi risa no fue más que un recuerdo.

— No sé de dónde eres, pero en este pueblo el doctor es exclusivo para el rey y los nobles que viven cerca de su castillo, los pobres como nosotros nos limitamos a visitar al curandero y esperar a recuperarse con sus remedios—

Me encogí de hombros y me di vuelta para entrar tras el mostrador, él parecía atónito ante esa reflexión y negó señalando los cuernos, yo sabía que venía por eso, así que había horneado muchos el día anterior con la esperanza que él volviera por ellos aun cuando habían pasado varios días desde que se fue.

— Eso es bastante malo, quiero seis cuernos y cuatro empanadas —

— Aquí tienes, señor sin nombre —

Bromee haciéndolo reír, tomó la bolsa y dejó ocho monedas de plata sobre el mostrador, las miré asombrado ya que por ese pan solo era una moneda no tantas .

— Me llamo Chan— se presentó y mentalizé su nombre queriendo aprenderlo

— Bueno, Chan, esto es mucho dinero por ese pan—

— Tómalo como un regalo, Felix, nadie hornea mejor que tú —

Sonreí agradecido y él se quedó observándome un momento y luego negó, se despidió y salió al fin de la panadería, dejándome ahí, totalmente confundido por sus acciones y su procedencia ¿de dónde venía ese chico con tanto dinero y porque nunca lo había visto?.

En los ojos del reyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora