Felix.
El cristal se hace añicos alrededor de una salpicadura roja. Antes de que la sangre pueda gotear por la pared, ésta se desmorona en polvo plateado. El silencio golpea más fuerte que el cristal.
El corazón de Felix suena como una campana contra sus costillas. Le escuecen los ojos. —No siento nada. ¿Se supone que debo sentir algo?
—Lo mío tampoco fue como yo esperaba —dice Yongbok—. Fue como si nada hubiera pasado, excepto que todo lo hizo.
Felix se estremece. Sólo ha conocido a otra persona con una filacteria. El sabueso que atacó a Seungmin el año pasado. Dado el extraño nombre y la habilidad para abrir la cerradura, Felix puede atar cabos.
Quizá por eso Yongbok puede hablar de ello con tanta tranquilidad. Una parte de Felix quiere preguntar cómo era para Yongbok estar controlado, cómo es ser libre.
Pero ahora no es el momento. Felix se recompone. —Bueno, eso se acabó. Larguémonos de aquí.
Hyunjin sonríe. —Buena idea, antes de que Miyeon pierda la cabeza esperando.
Su retirada de los aposentos de Jihyo es tan mundana como su infiltración. Es extraño. Huir del palacio parece una actividad más adecuada para horas más oscuras, no a media mañana. Pero Taeyong y Jihyo están celebrando la corte y, según todas las apariencias, no hay nada raro en las cuatro personas que caminan por los pasillos. Felix lleva su ceño fruncido habitual, y Hyunjin lleva su collar y pendiente. Yongbok le acompaña vestido como uno de los sirvientes de Felix, y Miyeon ocupa su lugar habitual como guardia.
Regresarán a los aposentos de Felix, donde se cambiará de ropa y se cubrirá el cabello. Luego Hyunjin y él se separarán. Hyunjin irá con Miyeon a la sala del trono, como si estuviera bajo vigilancia, y Felix abandonará el palacio con Yongbok e Seulgi.
Felix sigue rodeado de tapices y gárgolas, pero ya se siente más ligero. Como si sus venas corrieran más claras sin la amenaza de la magia de su madre.
Es libre. Es casi libre. Y el resto de esto también será peligroso, pero cuando mira a Hyunjin, cree que pueden hacerlo. Sus padres nunca volverán a hacerle daño.
Hasta que unas náuseas familiares le detienen en seco. Felix tropieza, con la vista nublada por el horror.
— ¿Qué ocurre? —Pregunta Hyunjin, inmediatamente a su lado—. ¿Felix?
Felix sacude la cabeza. No puede hablar. Tiene la garganta tan apretada que al principio cree que es la magia de la sangre la que le hace callar. Pero no. Es sólo su propio pánico ahogándolo.
—Felix, háblame —le insta Hyunjin.
—No funcionó —dice Felix, estremeciéndose—. No funcionó, joder. ¿Por qué diablos no funcionó?
Los ojos de Hyunjin se abren de par en par. — ¿Te ha convocado Jihyo?
Felix se zafa a trompicones del agarre de Hyunjin. —Debo ir. Siempre debo ir.
No puede escapar.
Hyunjin le agarra por el codo. Felix no está seguro de si lo hace para evitar que corra o para evitar que se caiga. Quizá sean la misma cosa.
— ¿Qué está pasando? —Pregunta Miyeon, vigilando su entorno
— ¿Podría la filacteria haber sido una falsificación? —pregunta Hyunjin.
Yongbok se acerca. —O un repuesto. Siempre me pregunté por qué Jinyoung nunca guardaba repuestos.
A Felix no le importan sus hipótesis. Repuestos o falsificaciones, a Felix le da igual. Lo único que importa es la maldición que sigue enganchada a su sangre. La libertad sólo era algo bonito con lo que soñar.
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Príncipe de la Agonía - Serie Tribunales Peligrosos #VI - Hyunlix.
FanfictionEl precio del poder de Felix es el dolor. El príncipe Felix Miroh no es amable. Ser amable permite que la gente se acerque. Si se acercan, se arriesga a revelar su mayor secreto: el poder que lo condena a toda una vida de abusos. Hasta que la oportu...