Hyunjin.
—Absolutamente no —dice Hyunjin con la mayor severidad posible mientras acuna contra su pecho a una rata peluda.
Chaeryeong se cruza de brazos. —Odio estar de acuerdo con Hyunjin, pero estoy de acuerdo con Hyunjin. Rotundamente no.
Los labios de Felix se afinan. No es un capricho ni una rabieta, habla en serio, como lo ha hecho toda la noche. Tiene esa misma brillantez aguda que hace pensar a Hyunjin que, después de todo, podría ser un rey.
Normalmente, Hyunjin encuentra cautivadores esos momentos. Ahora, la determinación de Felix es un problema.
—Estás arriesgando tu vida por esto —le dice Felix a Hyunjin, como si no hubiera nadie más en el salón.
Hyunjin es consciente del riesgo, pero no puede dejar que Felix se preocupe por eso. —Dame algo de crédito, su Alteza. Soy jodidamente fuerte.
—Mi padre también. —Felix parece translúcido. Quebradizo—. Yo podría ayudar.
Hyunjin no se da cuenta de lo que significa ayudar hasta que Chaeryeong maldice. Entonces la idea se estrella con la fuerza de las garras de un dragón.
—Absolutamente no —vuelve a decir Hyunjin. Cuando Felix se queda boquiabierto, Hyunjin se vuelve hacia el resto del salón—. Todo el mundo fuera. Necesito hablar a solas con mi... captor.
Yongbok recoge sus cosas y murmura: —Nunca volveré a aceptar una misión de rescate.
Miyeon parece decidida a ignorar todo lo que ella no quiere saber. — ¡Gran idea! Tenemos mucho trabajo que hacer. Alteza, estaremos listos al amanecer. —Ante el asentimiento de Felix, sale a grandes zancadas junto con Yongbok.
Ryujin espera en la puerta con cara de asombro, y Chaeryeong se detiene ante Hyunjin. —Hazle entrar en razón.
—Eso pretendo —dice Hyunjin.
Felix frunce el ceño. —Estoy aquí mismo, bastardo.
Chaeryeong levanta las cejas. —Oh, así que puedes escuchar.
Felix hace un gesto grosero. Luego le arrebata a Hyunjin a Big Fish y se marcha furioso a encerrarle.
Hyunjin rastrea los mapas hasta que los demás se han ido. Una fina línea de tinta separa Draskora de Silaise. Si Hyunjin entrecierra los ojos, todo el continente de Alantha parece ser una sola entidad, limitada únicamente por el agua y la niebla.
Tezurit murmura en su cabeza, —Así es como se ve desde los cielos.
Hay nostalgia en su voz, pero borrar fronteras no es tan sencillo. Hyunjin tampoco cree que sea la solución correcta. Incluso desde los cielos, siempre se sabe dónde empieza el territorio de otro dragón.
—Eso es verdad. Somos malos compartiendo.
Hyunjin había pensado que el vínculo sería una adaptación, como aprender a utilizar su magia. En cambio, Tezurit se desliza sin esfuerzo por las grietas de su mente. Su alcance es mayor ahora, y Hyunjin la oye con más claridad. Responder es tan sencillo como encender una vela.
Quien diría que crear un vínculo con un dragón sería más fácil que manejar al pequeño príncipe que echa humo contra él. —No puedo correr y esconderme cuando tú... quiero decir, cuando todos los demás están arriesgando sus vidas. No si puedo ayudar.
—Puedes y debes. —Hyunjin se aparta del mapa—. Piensa en una partida de aerie. ¿Envías a tus monarcas en la primera ronda, o los mantienes a salvo y protegidos?
Felix se cruza de brazos. —Juego con mis monarcas donde mejor puedo usarlos. Como cualquier otra pieza.
Hyunjin hace un gesto de dolor. —Lo siento, metáfora equivocada. Olvidé que juegas como un loco.
—No, es una metáfora maravillosa. —Felix se abraza más fuerte, su viciosidad se vuelve hacia dentro—. También hay un grial en el tablero. ¿Cómo los usas?
—Este juego parece interesante, —dice Tezurit. — ¿Hay dragones? ¿Son las mejores piezas?
Hyunjin no puede seguir las dos conversaciones, no cuando Felix está así.
—Danos un poco de privacidad y te enseñaré más tarde.
Una nota de felicidad zumba entre ellos, antes de que Tezurit se escabulla.
Sólo queda la fría náusea de Hyunjin. —No me pidas que te haga daño, Felix. No lo haré.
El ceño de Felix no flaquea. —Estoy acostumbrado al dolor.
—Ese es todo el puto problema. —Hyunjin extiende la mano con cuidado y atrae las manos de Felix hacia las suyas—. Sé que no quieres que te utilicen. ¿De dónde viene esto?
Las manos de Felix están frías al tacto. —Deja de ser tan jodidamente razonable. ¿No puedes sólo discutir conmigo?
—Tú tampoco quieres discutir.
—Siempre quiero discutir. —Felix mira hacia otro lado, como si fuera otro secreto—. Sólo tengo miedo de que si me voy mañana, no volveré a verte.
Una maravillosa agonía ahonda entre las costillas de Hyunjin. Acerca a Felix y se inclina para besar el fruncido de sus labios.
Desesperado por corresponder al beso, Felix enreda las manos en el cabello de Hyunjin. Tiene que ponerse de puntillas, y el cuello de Hyunjin se tensa para alcanzarle. Eso tiene solución. Hyunjin se rinde a la tentación y levanta a Felix por el culo.
Felix chilla y se agarra con fuerza. Sus piernas se enganchan en las caderas de Hyunjin, y él se ve bien así, aturdido y sin aliento. Soltarlo parece imposible cuando Felix se siente tan bien en sus brazos. Es tan pequeño y ligero que Hyunjin podría cargarlo durante horas.
Hyunjin cree entender lo que quería decir Yongbok, sobre ser incapaz de amar a un país más que a Sam.
Este príncipe valiente y roto es la razón por la que Hyunjin no ha huido. La venganza por sí sola no es suficiente para mantener a Hyunjin aquí. La vieja ira es un combustible útil, pero mamá y papá no querrían que perdiera la vida por su memoria.
Entenderían el amor y la lucha por un futuro mejor.
—No tengo intención de morir, pero será una dura lucha —dice Hyunjin—. Será aún más dura si me preocupo por ti.
Felix recorre los labios de Hyunjin. Su mirada recorre el rostro de Hyunjin, como si intentara memorizarlo. —Eso no es tranquilizador. Si pasa algo, y mi poder podría haber marcado la diferencia, eso vale un poco de dolor.
—Vales más que un poco de dolor, mocoso. —Hyunjin sonríe—. Confía en mí. Esto es lo que se me da bien. Hay un riesgo, pero por eso tenemos un plan. Y el plan necesita que estés a salvo. Necesito que estés a salvo.
Felix se aferra un momento. —De acuerdo. Me iré mañana, pero con una condición.
El alivio se instala en el corazón de Hyunjin. — ¿Qué es?
La mirada de Felix es tan aguda como siempre. —Tienes que follarme esta noche.
Continuara...
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Príncipe de la Agonía - Serie Tribunales Peligrosos #VI - Hyunlix.
FanfictionEl precio del poder de Felix es el dolor. El príncipe Felix Miroh no es amable. Ser amable permite que la gente se acerque. Si se acercan, se arriesga a revelar su mayor secreto: el poder que lo condena a toda una vida de abusos. Hasta que la oportu...