Hyunjin.
A la mañana siguiente, Hyunjin está doblando sábanas cuando Tezurit le habla. —Voy a estar fuera unos pocos días. O unos pocos de unos pocos. No sé cuánto durará la aventura.
Hyunjin no puede responder. Está en el salón de Felix, y Felix está al otro lado de la habitación. Todo lo que puede hacer es doblar la siguiente puta funda de almohada.
—Joder, he elegido un momento silencioso para despedirme. —Tezurit ha estado aprendiendo algunas de las palabrotas de Hyunjin. —Por favor, llora y laméntate en mi ausencia. Volveré, creo.
El consuelo es bienvenido. Hyunjin no sabe de lamentos, pero si estuviera solo, estaría tentado a llorar. Las historias de Tezurit han sido un punto brillante en su encarcelamiento.
—No hables con otros dragones mientras yo no esté, —ordena Tezurit. —No quiero que establezcas vínculos con ellos. —Su agarre mental tiembla con el equivalente a un tartamudeo. —No es que quiera que te vincules a mí ni nada de eso. ¡Ugh! ¡Hasta luego!
Hyunjin tiene que morderse el interior de la mejilla para ocultar su sonrisa. Luego agarra la siguiente funda de almohada, mientras su tortura continúa.
Hay cuatro fundas perfumadas de lilas, tres sábanas y dos edredones. Hyunjin las sacude una a una, las dobla en cuadrados perfectos y las amontona en la misma mesa en la que jugó al aerie la noche anterior.
Luego Felix empuja las sábanas al suelo y le dice a Hyunjin que las vuelva a doblar.
El collar de obediencia ya no es lo peor. Hyunjin odia el pendiente anulador que retiene su magia. Si sólo el odio pudiera incendiar, estas sábanas serían una hoguera.
Hyunjin se da cuenta en el quinto asalto. Disminuye la velocidad, todo lo que puede sin que el collar le empuje hacia delante, porque cuanto más despacio trabaje, menos tendrá que volver a empezar. Cuanto más tiempo tiene para pensar, más se calma su enfado.
Es como si volvieran al punto de partida, pero Felix ni siquiera parece disfrutar del tormento. No se burla de Hyunjin durante los dobleces. No dice nada aparte de ordenarle que vuelva a empezar. Hyunjin podría pensar que se trata de una representación, salvo que él y Felix son los únicos dos en el salón. Lo que significa que, si hay un mensaje, o bien Hyunjin no entiende la lección que se supone que debe aprender, o bien va dirigida al propio Felix.
Se había preocupado anoche de que Felix pudiera sorprenderlo registrando la habitación. Jugar con las ratas era entretenido. Son criaturas encantadoras. Pero Hyunjin las sacó primeramente para ocultar que había estado hurgando en su jaula. Sobre todo porque, para su sorpresa, encontró algo.
La carta de Chaeryeong habría sido insignificante si no hubiera estado escondida en la jaula de las ratas. Ni siquiera estaba sellada y no contenía información militar ni política. Chaeryeong escribió que Ryujin quería invitar a Felix a su próximo picnic en el río arcoiris. Luego le deseó suerte a Felix. Si había un código en esas pocas líneas, Hyunjin no podía descifrarlo. Sólo era un mensaje ordinario entre hermanos, tan ordinario y breve que Hyunjin no se imagina gastando recursos para enviarlo desde Talorna.
Pero debe haber un secreto si Felix la escondió después de leerla. Lo que significa que no puede dejar que Felix sepa que la encontró.
Al principio, Hyunjin se alegró de que su treta funcionara. Quizá Felix tenía tanto pánico de que Hyunjin lastimara a las ratas que no pensó en qué más había en la jaula. Excepto que además de eso...
A Hyunjin le gusta pensar que está aprendiendo a conocer el temperamento de su captor. Felix es un mocoso paranoico y desconfiado, y al ver la jaula revuelta, su primer pensamiento debió ser sus secretos.
ESTÁS LEYENDO
Príncipe de la Agonía - Serie Tribunales Peligrosos #VI - Hyunlix.
FanficEl precio del poder de Felix es el dolor. El príncipe Felix Miroh no es amable. Ser amable permite que la gente se acerque. Si se acercan, se arriesga a revelar su mayor secreto: el poder que lo condena a toda una vida de abusos. Hasta que la oportu...