Reflejos Paralelos

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El primer día de universidad fue un nuevo comienzo para Alex y Samara. Después de la boda de T/n y Cole, sentían que ahora era su turno de explorar nuevos caminos juntos. Caminando por el campus, Samara observaba a su alrededor con una mezcla de nervios y emoción.

—No puedo creer que estemos aquí —dijo Samara, mirando a Alex con una sonrisa.

—Es el inicio de algo grande —respondió Alex, pasándole un brazo por los hombros mientras avanzaban hacia su primer edificio de clases.

Se habían matriculado en carreras diferentes, pero sus horarios aún les dejaban tiempo para verse entre clases. Samara estaba estudiando Psicología, mientras que Alex había optado por Ingeniería, aunque a menudo bromeara con la idea de cambiar a algo más artístico.

—¿Lista para nuestra primera clase juntos? —preguntó Alex cuando entraron en el aula común, donde ambos tendrían una clase introductoria.

Samara asintió con entusiasmo, aunque no pudo evitar notar que su corazón latía rápido. Desde que eran pequeños, siempre habían estado uno al lado del otro, y ahora, en esta nueva etapa, sabían que estarían más unidos que nunca.

A medida que pasaban los días, entre clases, amigos nuevos y la libertad de la vida universitaria, su relación seguía fortaleciéndose. Sin embargo, también comenzaron a enfrentarse a desafíos, como equilibrar su tiempo juntos con las nuevas responsabilidades.

Un fin de semana, mientras paseaban por el parque cercano a la universidad, Samara se detuvo para mirar el cielo.

—¿Crees que podamos con todo esto? —preguntó, su voz más seria de lo habitual.

Alex tomó su mano con suavidad. —Siempre lo hemos hecho bien juntos, Samara. No hay nada que no podamos manejar.

A pesar de los desafíos que les esperaban, ambos sabían que este era solo el inicio de una etapa llena de descubrimientos y crecimiento, tanto como individuos como pareja. La universidad sería el escenario de muchas nuevas aventuras, pero lo más importante es que las vivirían juntos.

Con el paso de las semanas, Alex y Samara se fueron adaptando a la rutina universitaria. A pesar de las largas horas de estudio y la presión de los exámenes, siempre encontraban tiempo para estar juntos. Uno de sus lugares favoritos en el campus era una pequeña cafetería cerca de la biblioteca, donde se refugiaban después de clases para hablar de sus días y relajarse un poco.

Una tarde, después de una intensa semana de exámenes, Samara estaba sentada en su mesa habitual, hojeando sus notas. Alex llegó poco después, con dos cafés en la mano y una sonrisa cansada.

—¿Cómo te fue en la última prueba? —preguntó él, sentándose frente a ella.

Samara suspiró y apoyó la cabeza en su mano. —No fue tan mal como esperaba, pero aún no estoy segura de algunas respuestas.

Alex le sonrió y le pasó su café. —Seguro lo hiciste genial. Además, hemos sobrevivido a la primera ronda de exámenes. ¡Eso ya es un logro!

Samara sonrió y bebió un sorbo de su café. —Tienes razón, lo peor ya pasó... al menos por ahora.

Después de un rato de conversación ligera, Alex miró a Samara con una expresión seria.

—He estado pensando en algo, y quería hablarlo contigo —dijo.

Samara levantó la vista, sorprendida por el cambio de tono. —¿Qué pasa?

Alex tomó un momento para organizar sus pensamientos antes de hablar. —Sé que estamos muy enfocados en nuestros estudios ahora, pero quería saber qué piensas sobre nuestro futuro. No me refiero solo a la universidad, sino... más allá de eso.

Mi vida con los chicos WalterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora