Mia siempre soñó con ser actriz, pero jamás imaginó que una fiesta en Hollywood Hills cambiaría su vida. Lo que comenzó como una noche cualquiera, ayudando a su mejor amiga, termina cuando se cruza con Nicholas Alexander Chavez, un famoso actor atra...
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Desperté en la suite del Beverly Hills Hotel con la cabeza a punto de estallar. Las cortinas gruesas no lograban bloquear por completo la luz del sol, y mis ojos, rojos e hinchados, me recordaban la noche anterior. Una resaca me envolvía por completo, el resultado de los más de diez cócteles que había pedido al servicio de habitación. Quizás fueron más. No lo recordaba bien, solo sabía que había bebido hasta el olvido, tratando de acallar el vacío en mi pecho que había dejado Nicholas. Extrañarlo era una constante en mi vida ahora, como un eco que no podía apagar.
Estos días se sentían repetitivos, sin alma. Me levantaba cada mañana para ir a grabar, sonreía ante las cámaras, daba conferencias dos veces por semana, y a veces me encontraba para comer con Emma o Max. Pero al final del día, todo regresaba al mismo lugar: mi cuarto. Pedía algo de alcohol, cantaba canciones de Lana del Rey—Born To Die, Dark Paradise—hasta que me dormía, perdida en una nube de nostalgia y arrepentimiento.
Me obligué a levantarme de la cama y me dirigí al baño, el agua caliente cayendo sobre mí como si pudiera lavar el peso de los últimos meses. Miré mis manos mientras me enjabonaba el cabello, preguntándome si alguna vez volvería a sentirme como yo misma. Al salir de la ducha, me cambié lentamente, agradecida de que Emma hubiera pasado la semana pasada a recoger mis cosas del apartamento de Nicholas. No habría soportado ir yo misma.
Ayer fue el último día de grabación de la segunda parte de la temporada de American Horror Story. La primera parte, que grabamos meses atrás, se estrenará esta medianoche. Un evento importante. Intenté concentrarme en eso mientras terminaba de vestirme.
Al salir del hotel, me subí a mi auto nuevo—un Mercedes que había comprado hace un mes—y conduje hacia el departamento de Emma. Estaba agradecida de tenerla a mi lado en estos días. Cuando llegó al auto, sonreía de oreja a oreja, como siempre.
—¿Cómo está mi amiga new money? —dijo, burlándose mientras se subía.
Me reí, aunque no tenía muchas ganas.
—Cállate, Emma.
—No sabía que Ryan Murphy pagaba tan bien. Auto nuevo, te das el lujo de vivir en un hotel... ¿y esos lentes son Miu Miu? —me preguntó, quitándomelos con una sonrisa pícara.
