𝟢𝟧 || 𝗅𝖺 𝗉𝗋𝗂𝗆𝖾𝗋𝖺 𝖽𝖾 𝗆𝗎𝖼𝗁𝖺𝗌

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El aire fresco de la noche acariciaba mi rostro mientras nos tumbábamos sobre el pasto, con el cielo despejado extendiéndose sobre nosotros

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El aire fresco de la noche acariciaba mi rostro mientras nos tumbábamos sobre el pasto, con el cielo despejado extendiéndose sobre nosotros. Las estrellas brillaban con una claridad que casi parecía irreal. Nicholas estaba a mi lado, con su brazo ligeramente rozando el mío, y ambos mirábamos hacia arriba, inmersos en el vasto universo que se desplegaba ante nosotros.

—¿Ves esa constelación? —dijo, señalando un grupo de estrellas con la mano—. Esa es la Osa Mayor. Los antiguos navegantes la usaban para orientarse. Siempre los guiaba de vuelta a casa, sin importar lo lejos que estuvieran.

Su voz, tan suave y profunda, parecía mezclarme más con la noche, como si estuviera contando un cuento de otro tiempo. Me giré hacia él, mirándolo de reojo, y sonreí. Nicholas siempre tenía una historia para todo, y no podía evitar sentirme atraída por la calma y la seguridad que transmitía.

—Es fascinante cómo ellos se orientaban solo con las estrellas... Me pregunto si nosotros también podemos encontrar nuestro camino así, simplemente mirando el cielo —comenté, mi voz apenas un susurro.

—Quizás no nuestro camino físico, pero tal vez sí otro tipo de camino —respondió él, pensativo—. A veces, mirar las estrellas te recuerda lo pequeño que eres en este universo, y eso de alguna forma... te da perspectiva.

Me envolví más en mí misma. El frío comenzaba a hacerse notar, y mis brazos empezaban a temblar ligeramente.

—Tengo frío —dije casi en un murmullo, esperando no romper el encanto del momento.

Nicholas se giró hacia mí y me miró por unos segundos antes de asentir.

—Es tarde, Mia. Deberíamos regresar. ¿Te parece si vamos a mi departamento? Allí estarás más cómoda.

Asentí en silencio, agradecida de que él hubiera notado mi incomodidad sin necesidad de pedirle nada más. Nos levantamos del suelo con cuidado, como si temiéramos romper la serenidad del lugar, y caminamos hasta su auto.

Nicholas abrió la puerta del asiento del conductor, y antes de entrar, sacó una chaqueta de cuero del asiento trasero. Me la ofreció con una sonrisa, como si fuera algo totalmente natural.

𝐖𝐈𝐓𝐇𝐎𝐔𝐓 𝐘𝐎𝐔 | nicholas alexander chavezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora