¿Ángel o diablillo?

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En la noche William llega cansado a su hogar luego de una agotada jornada laborar y más por tener que soportar a un Henry pensativo y comentarista sobre cosas del mocoso que se hace llamar su nieto.

No sabe porque su amigo se empeña en meterlo hasta por los ojos el asunto del niño; ya le ha dejado en claro sobre el pensar de ese diablillo.

Solamente quería acostarse un poco en la cama ya que con todo esto le ha empezado doler la cabeza.

Sin embargo, al ingresar a la sala encuentra a su esposa sentada con una expresión sería. Decide ignorarla pasando de largo hacia la escalera siendo detenido en el proceso.

─William ¿tenemos que hablar?

Rodea a su esposa para seguir su camino, pero un galoneo lo vuelve a detener.

─William por favor es importante.

Suelta un suspiro de fastidio y se aprieta la nariz.

─¿Qué paso? ─ comenta sin interés algunos, desea quitársela de encima.

Esa actitud molesta un poco a Clara, pero se aguanta y aprovecha la atención fallida de su esposo.

─En la tarde Michael...

─no me interesa, Clara─ interrumpe al escuchar el nombre de su hijo mayor. Intenta subir, pero su esposa no lo suelta, al cambio lo agarra con más fuerza.

─Escúchame─ le reclama.

El señor Afton voltea a verla con molestia y se suelta con fuerza que casi hace que la señora Afton pierda el equilibrio.

─No me interesa─ sube la escalera con pisada fuerte que retumba en la casa.

─¡No fue él! ─ grito rápidamente.

Ese comentario detuvo y confundió al mayor de los Afton.

Aprovechando el momento, decidió continuar.

─...Cuando llegue a la casa con los niños, encontramos a Michael tirado en el piso, ansioso, temblando, con miedo y no racionaba a nuestro llamado. Pero cuando los niños se acercaron a él...─ pasó saliva al recordar la cara temerosa de su hijo ─volteo a mirarlos con miedo, tristeza y algo que no puedo identificar bien, pero en sus ojos pude ver culpa─ movía sus ojos cada vez que evocaba las imágenes.

Al levantar la mirada encuentra como su esposo lo ve con el rabillo de los ojos.

─...él no está bien, no es él William─ suplica.

No dijo nada el mayor, se da cuenta que no ha sido el único en darse cuenta que su hijo no es normal. Con la cara seria e indiferencia sube a la habitación matrimonial dejando a una Clara molesta maldiciendo en voz baja.

Intenta comprender la actitud de su esposo, pero hay a veces que enserio no lo puede comprender. No entiende la nula preferencia y atención a su hijo mayor con sus otros dos hijos, puede decir que tiene más preferencia hacía ella que a sus hijos.

Recuerda cuando se casaron y se prometieron cumplir ambos sus sueños, sueños que no lo ve cumplir para ninguno de los dos. Su mente le susurra una idea que lo descarta rápidamente luego de procesar lo que había pensado.

Apaga las luces de la sala y se va a la habitación a dormir tiene que preparar el desayuno temprano, seguir con la monótona vida.



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Ya había pasado una semana que habían hechos el examen de ADN y Michael estaba con sus hermanos en su cuarto junto a Gregory, era bella la tarde para darse un rico baño y ya todos lo habían hecho solo le faltaba al más pequeño de la casa.

Hasta el cambioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora