Rareza

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─¡Hermano! ─ grita los niños mientras se van abrazarlos a su pierna.

─Hijo─ pronuncia la señora Afton al acercarse a él. Voltea a mirar a su esposo con una sonrisa y este le desvía la mirada a darse cuenta que era observado, sentía vergüenza.

Michael solo miraba y acariciaba la cabeza de sus hermanos, mientras que sonreía. Este recibimiento estaba removiendo sentimientos y emociones en su interior.

¿Cómo pude vivir sin ustedes? Hermanitos...derramo lágrimas, mientras se agachaba a su altura. Lo extrañe tanto...tanto permitiendo que los brazos pequeños le rodeasen y el calor lo acompañe. Fui un pésimo hermano...no los valores, siente un nudo formarse en la garganta.

─Michael─ lo llama Clara.

─Mamá─ se levanta y la abraza, se cuestiona por qué se olvidó de ella. Del cariño que le está dando, aunque no sea mucho.

El hermoso momento hubiera continuado si no hubiera sido por el comentario de William.

─Se le va ser tarde y no quiero que me hagan llegar tarde a mí también─ mira como si lo que hubiera dicho fuera nada.

El adolescente desvía los ojos, los hermanos se ríe y Clara niega con la cabeza.

─Venga a comer, ahorita te sirvo hijo─ mirando a sus hijos ─no habrás comido bien en todo el día y le prepararé su rica leche a este nene─ empujando a su hijo en la silla del comedor.

El muchacho se avergonzó y los demás se rieron.

─Mamá...no es necesario, ya desayunamos.

Eso sorprendió a los presentes.

─¿En dónde Mike? ─ pregunto Evan.

─En el comedor popular─ menciona feliz.

Ven un movimiento de la manta, el más pequeño se estaba levantando.

─¿Dormite bien Gregory?

Los pequeños se acercan a verlo, le causaba curiosidad el de ver un bebé.

La señora Afton termino de servir la comida y se acerca a su hijo.

─¿Me permite? ─ con los brazos extendido pidiéndole permiso para cargarlo.

El adolescente mira un momento al pequeño para después entregarle a su abuela, no le puede quitar el privilegio de cargar a su nieto.

Gregory miraba a la señora con miedo, voltea a ver a su cuidador y este le dice que no tenga miedo. Decide confiar un poco.

─Tal vez ha comido este pequeño, pero no creo que tu haya comido bien.

─Pero...

─Ese lugar no abastece a todos en el pueblo─ lo mira severo.

─Y es para los pobres─ menciona William.

─No lo es padre─ lo mira enojado.

─Ya no peleen─ se coloca en medio de ambos ─Seguro no habrás comido tú también William─ frunce el ceño mientras mira a su esposo.

Este no le responde, la mujer lo toma como una afirmación.

Los niños a ver la tensión en el ambiente, empieza a conversar de las cosas que pasó en el día anterior y lo que pueden hacer hoy después en la escuela.

Michael estaba contento por lo que estaba pasando, a la vez que disimuladamente jugaba con la comida. Su madre se da cuenta de dicha acción, así que con una mirada severa le dice que coma.

Hasta el cambioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora