Hasta el cambio

Conflicto

La mañana del domingo empieza con el sonido de los utensilios dejado en el lavadero por el adolescente, este sonido se escucha por toda la casa.

Michael se había levantado temprano para ir a trabajar, preparándose un desayuno rápido, pan con huevo. El apetito hoy día no lo acompañaba y también que no quería ser descubierto por su madre.

Subió a su habitación con la leche que había preparado para su hijo. Al ingresa a la habitación lo encuentra dormido, le queda mirando por largo minutos y quiere que se prolongue más el tiempo, sin embargo, no es posible porque debe irse.

Despierta al pequeño para alimentarlo, esté se queja por ser levantado tan temprano, pero se le disminuye un poco al ver el biberón, mientras que sigue soñoliento se alimenta. Una vez que termina se vuelve a dormir.

Lo cambia y lo lleva a su pecho para ser cubierto con la nueva manta que le regalo su madre el día anterior, agarrar la ropa sucia y el pequeño maletín que había preparado con las cosas básicas para Gregory y él.

Estando afuera de su habitación baja calladito por la escalera para no despertar a nadie, sin éxito alguno. Estando en la sala fue detenido por la voz de su madre y hermanos, además de percibir por el rabillo del ojo a su padre sentado en el sofá.

¿Qué es hoy día? El día de levantarse temprano. Pensó con pesadez.

─¿Mike te piensas llevar de nuevo al niños? ─ pregunto ligeramente alterada la señora Afton.

─Si...madre, ¿por qué no lo llevaría? ─ pregunto extrañado.

─Porque es muy peligroso que este con el bebé en la calle y en un lugar extraño─ respondió preocupada por las peligrosas situaciones que se expone su hijo.

Entendió la preocupación de su madre, pero él quiere hacer las cosas a su manera, siempre fue así luego de lo que pasó.

Ya no es un joven, aunque mi cuerpo es de adolescente mi mente ya no.

─Madre...puedo cuidar de Gregory mientras trabajo, las señoras de la lavandería me apoyan...─ le explica calmadamente.

─Pero yo te lo puedo cuidar ¿no confías en mí? En tu madre─ interrumpió indignada.

─No es eso.

─Entonces.

─Es mi responsabilidad cuidar de mi hijo... ─ escucha el gruñido de su padre, pero no le hace caso.

─Pero eres un niño...

─¡No lo soy! ─ levanto un poco la voz. Al ver la cara de susto de sus hermanos, tomo un respiro para bajar el temperamento. ─No lo soy madre.

─Si lo eres, tienes recién 15 años... no lo puedes cuidar.

─¡NO TENGO 15, TENGO....!─ repentinamente es callado por un golpe en la cara.

La casa se sumó en un silencio profundo, la cara de sorpresa de Michael gira a ver el causante del golpe; siente como le quitan a su hijo de los brazos, escucha el lloriqueo de este y el sonido de la mochila caer al suelo, sin embargo, su cuerpo no reaccionar.

─No le habré así a su madre, Michael─ pronuncio su padre de forma amenazante.

─No era necesario eso William, ¿estás bien hijo?

Su cuerpo se aleja despacio sin que él tenga el control, su mente sigue perdido. Peleo con su padre muchas veces, pero había olvidado el cómo se sentía.

Sin darse cuenta había llegado al parque central, por fin vuelve tener control de este cuerpo. Se sienta en el banco para analizar.

Un profundo enojo recorrer en su interior, su mente le grita varias lisuras dirigida a su padre y otras a su madre. Esto lo confunde y a la vez le genera dolor de cabeza, conllevando que empiece a sobarse la cien y frunza el ceño.