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Eʟᴇᴠᴇɴ ᴄᴀᴘ/ ᴄᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ ᴏɴᴄᴇ
Sus ojos de a poco fueron abriéndose, se sentía ida, muy ida, sus orbes grises se fueron acostumbrando a la escasez de luz. Quiso pararse pero una vara fue brutalmente azotada en su espalda, haciendo que vuelva a su posición de cuclillas.
Miró a sus lados, observando dos sujetos grandotes con una bolsa en la cabeza, parecían verdugos.
Su vista se dirigió al frente, sus ojos de color se oscurecieron cuando notó la silueta de un hombre mayor con vestimenta de sacerdote de iglesia, solo que está era de color negro con detalles rojos.
El señor, de unos 50 aprox, la miró con seriedad y frialdad en sus ojos, uno de ellos era reemplazado por uno de cristal blanco.
-¿Por qué viniste hasta acá, si después intentaste escapar?- La voz de aquel adulto sonó escalofriante y profunda.
Ella rió con indignación.
-Tal vez...porque no sabía que era una maldita secta que se encargaba de violar niños y tratarlos como animales.- Empezó y volvió a reírse.- ¿Qué creíste? ¿Qué me quedaría aquí trabajando de cocinera mientras veía como violaban a mi hermano y lo usaban de juguete sexual?- De nuevo se rió, pero está vez con los ojos cristalizados.- No. Vine a salvarlo, padre. No voy a rectificarme.- Escupió con bronca.
-Para tener catorce años...eres muy bocona.- El señor miró a la rubia con ojos sin emociones, suspiró y levantó la mano hacia un costado.
La sonrisa de ella se borró cuando escuchó unas cadenas arrastrándose detrás de ella, en su vista apareció su hermano pequeño, con el torso desnudo, unas cadenas en sus pies, manos y cuello, con una bolsa tapando su cabeza y rostro.
El papa lo agarró de un brazo y lo obligó a sentarse en una de sus piernas, agarrándolo de la cadera de forma firme.
-¿Valió la pena?- Musitó, quitándole la bolsa al niño y viendo su rostro lleno de magulladuras.
La mujer se quedó callada, apretó la mandíbula, trató de pararse con bronca pero de nuevo la inmovilizaron.
Agachó la cabeza, llorando.
-Solo quiero...salvarlos, purificarlos.- Susurró mientras pasaba su mano por la espalda del menor.
La fémina subió la cabeza con los ojos llorosos.- Vamos, tu sabes que te gustan los..niños pequeños.
