Una mujer morocha le habló a la cámara, como si estuviera susurrando un secreto, era de noche, o al menos, el ambiente estaba bastante oscuro.
-No sé, porqué...no sé, pero...comienzan a dar miedo.- Ella sonaba asustada, caminaba por cierto lugar, deteniéndose de forma abrupta enfrente de algo.
La cámara enfocó una puerta, y se vió como la fémina comenzó a abrirla de forma lenta, dejando ver solo un poco.
Ahí se logró ver una especie de zoom, parecida a los típicos salones que las escuelas solían tener para sus actos escolares.
-Son las 3:00 de la mañana, ellos no deberían estar aquí.- Susurró.
Se enfocaron unos cuantos niños, unos 35 más o menos, de distintos tipos. Estaban enfrente de un pequeño escenario, mirando las maderas que componían el piso de este.
Lo que tenían en común era que todos cantaban la misma canción, al mismo tiempo.
Creando un coro escalofriante.
-Geh hinauf... auf den Berg zulaufend, die Sonne explodiert... die Bäume sterben... die Vögel fangen Feuer. Die Dame vor mir sagt mir, ich solle den Mund halten, ich reiße ihr den Kopf ab, genieße ihre Schreie, genieße ihre Schlaflosigkeit ... die Kinder schreien, und sie hören nicht auf, jetzt sind wir an der Reihe ... anzufangen ... .spielen. Ich habe Spaßim Park, mit ihrem Blut. Die Engel fallen und landen ... hier.
Cantaban mientras veían a dos de los niños quitar unas maderas del suelo del escenario.
De la nada, se pudo escuchar un ruido estruendoso y la cámara cayó al piso, enfocando los pies de los niños.
Estos miraron hacia donde había provenido el ruido, unos murmullos, como si alguien se estuviera ahogando se comenzó a escuchar y de repente, aparecieron unos pequeños pies, arrastrando algo en el suelo, lo cuál dejaba un terrible rastro de sangre.