Sentí como mi delgado cuerpo fue sacudido de manera bruta, abrí los ojos asustado.
"¿Qué hice ahora?"
La señorita Trinidad se encontraba enfrente mío, Me agarraba de los hombros con desesperación y tenía manchas de sangre en la cara y en su túnica.
Unos golpes desesperados y muy fuertes me hicieron espabilar, Gire asustado y unos gruñidos raros se hicieron presentes atrás de la puerta de lo que era mi habitación. No me dio tiempo de nada, la monja me sostuvo con fuerza y me saco de la cama.
Narrador omnisciente:
Él se encontraba parado en medio de la habitación mirando con confusión y terror aquella puerta mientras la Señorita trataba de abrir una ventana.
La puerta comenzó a romperse.
Eran muchos.
No sabía que eran.
Pero eran muchos.
Una mano lo agarro del brazo llevándolo hacía la ventana
- Sal por aquí, corre hacia el bosque y no mires hacia atrás, ¿me escuchaste?- Dijo de forma desesperada.
No se sorprendió al ver como el chico de tan solo 11 años se quedó sin expresión alguna en su rostro, sus ojos rasgados la miraban con desprecio y su brazo fue rápidamente arrebatado de su mano, el cuerpo del niño comenzó a bajar la ventana la cual daba a un bosque directamente.
Ella no se enojó, no se sorprendió...
Se lo merecía.
Ella fue cómplice de su tortura.
Ella había pecado.
Pecado sobre un niño.
Permitiendo que le dejarán marcas.
Sonrió con tristeza y delicadeza al ver como el chico corría y se adentraba al bosque, perdiéndolo de vista entre todos aquellos árboles.
Aquellos monstruos entraron a la habitación y con rapidez se abalanzaron. Ella no se negó, no peleó.
Después de todo se lo merecía.
Había dejado que lastimarán a un niño.
A su niño.
Al niño del que estaba "enamorada"
Se ahogó con su sangre, y mientras lo hacía en su cabeza pasaban imágenes de aquel rubio caminando solo por un campo. De su rostro delicado y sus lindas pestañas.
Cerro los ojos al sentir como le arrancaban el corazón.
"Corazón"
El chico corría con fuerza por el bosque.
"Oh, acaso tenías corazón?"
Algunas ramas que se cruzaban en su camino terminaban haciéndole un de par de cortes superficiales en su rostro.
"No pareció que tuvieras"
Sus piernas dolían, se había alejado por completo del orfanato, llevaba corriendo mucho tiempo.
" Si tuvieras corazón tal vez..."
Paro de correr, se metió entre unos arbustos, mirando algo con atención, su respiración estaba agitada, su transpiración se mezclaba con lo rojo de sus heridas mientras veía de forma atenta algo interesante que había encontrado.
"No te tendría miedo."
Un granero.
Era un maldito granero.
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