Échele un ojo Para que sepan lo que yo ando traficando Varios dicen tiene finta de malandro Pero lo que ellos no saben es que me mato chambeando...
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☆*: .｡. ( narra ____ !! ) .｡.:*☆
— Oye Rubén, ¿crees que haya espacio pa' que ponga mi mochila ahí? — le hablé temerosa.
Esperaba alguna reacción como un simple "no creo" o un "deja te hago espacio", no sé, pero definitivamente no el quejido macizo que se aventó.
— ¡____ no mames! ¡¿Qué no estás viendo que esta lleno esta madre?! — se talló la cara.
Me espanté. Sentí los ojos llorosos y mis manos temblar. — Okey, perdón por molestarte.
No lo dejé decirme algo más ya que me dirigí a encerrarme a los baños a llorar.
Rubén y yo no éramos los mejores amigos pero siempre nos llevamos bien. Hasta le llegué a contar problemas personales que tenía y él me consolaba cuando empezaba a llorar de tanto afligirme. Así que, el que de la nada me gritara cuando solo le pregunté que si podía poner mi mochila en una banca, claramente provocaba algo feo en mí.
Llegué a mi casa con los ánimos por los suelos. Solo quería estar en mi cama comiendo algo y viendo la tele para no pensar en eso, sumado a más problemas que tenía, esto ya me estaba superando.
Prendí las luces de la fría sala - comedor solo para encontrar una nota en la mesa de la última parte.
"Puedes pedir lo que quieras o dile a tu papá que te traiga algo de comer. Cuídate =)"
Suspiré y descarté la idea de comer de mi mente. Simplemente me fuí a mi cuarto y así sin cambiarme el uniforme de la prepa, me tiré en mi cama, dejándome abrazar por los cálidos brazos de Morfeo.
— 💗🦥 —
Miraba el horario en el tablón del salón cuando sentí una presencia a mi lado. Miré poquito hacía arriba para encontrar a Rubén también checando algo. Traté de ignorarlo hasta que habló.
— ¿Apoco mañana son los exámenes del conta? — y señaló un papel que lo decía.
— Ajá — me limité a responder.
No esperé que dijera algo más e intenté aligerar la situación.
— ¿Y ya estudiaste? — me volvió a hablar.
Suspiré y negué con la cabeza. Un gesto de frustración reflejado en mi rostro. — Nop... Ay hazte para allá, ya me acordé que me caes mal — bromeé.
Este solo me miró. — Pues a mi me caen más mal las pincheshostigosas y no te digo nada, a la verga — escupió y juro que algo se quebró en mi.
