T1E10 La emboscada

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La ciudad de Noctis aún permanecía en un estado de tensión palpable, pero poco a poco, la facción de los cazadores estaba empezando a tomar el control de la situación. Los demonios que habían causado caos y destrucción en las últimas semanas se veían ahora en desventaja, enfrentándose a la destreza y estrategia bien organizadas de los cazadores liderados por Jack Wolf.

Desde la alianza con los Guardianes de Hierro, las tácticas de los cazadores se habían refinado. Gracias a la fuerza y la resistencia que aportaba David y su equipo, la ofensiva contra los demonios había cobrado un nuevo impulso. La ciudad ya no era un campo de caza para los seres infernales, sino una trampa cuidadosamente diseñada para acabar con ellos.

Una Operación a Gran Escala

Los cazadores, equipados con armas bendecidas y armaduras reforzadas, se desplegaban en grupos por las calles de Noctis, eliminando demonios uno por uno. Con el apoyo de los Guardianes de Hierro, las batallas se inclinaban a favor de los cazadores.

En un sector de la ciudad, Jack Wolf dirigía a un grupo de cazadores mientras Luna, su nueva aprendiz, luchaba a su lado. Ella había aprendido rápido bajo la tutela de Jack, y su confianza y habilidades seguían creciendo con cada enfrentamiento. Aunque todavía era impulsiva en ocasiones, la disciplina que Jack le había inculcado estaba comenzando a dar frutos.

¡A mi señal, avanzamos! —ordenó Jack, observando a los demonios que se encontraban al final de la calle. Los cazadores aguardaban tensamente, listos para atacar.

El rugido de los demonios resonó, pero no intimidó a los cazadores. En ese momento, Jack levantó su mano y señaló hacia adelante.

¡Ahora!

Los cazadores se lanzaron a la ofensiva. Luna corrió junto a Jack, blandiendo su espada con precisión y furia. Había aprendido a controlar su energía, canalizándola en cada golpe. Mientras avanzaban, los demonios caían uno tras otro, incapaces de resistir la embestida coordinada de los cazadores.

A lo lejos, David y sus Guardianes de Hierro luchaban también, manteniendo a raya a los demonios más grandes. El mazo de David brillaba con una energía especial que solo él poseía, y cada golpe que daba contra los demonios resonaba como un trueno, reduciéndolos a cenizas. A su lado, su aprendiz Carmela combatía ferozmente, su destreza con las armas pesadas ya comenzaba a hacerse notar entre los cazadores.

La emboscada demoníaca

Mientras la operación parecía estar bajo control, los demonios no eran tontos. Habían estado reorganizándose en las sombras, tramando una emboscada. Cerca de un antiguo edificio derrumbado, un grupo de demonios más grandes, liderados por un demonio de élite, habían estado esperando el momento oportuno.

¡Cuidado! —gritó uno de los cazadores al notar la emboscada.

Los demonios irrumpieron de las sombras, abalanzándose sobre el grupo de Jack. Los cazadores reaccionaron rápidamente, pero la ferocidad de los demonios era brutal. Uno de los cazadores fue arrojado violentamente contra una pared, su cuerpo quedó inmóvil tras el impacto.

Jack gruñó, empuñando su icónica espada Bloodreaver y preparándose para el combate. Sin embargo, antes de que pudiera moverse, un demonio particularmente grande y rápido lo atacó, obligándolo a retroceder.

Luna, viendo que su mentor estaba en peligro, cargó hacia el demonio, sus movimientos rápidos y precisos. Con un grito de guerra, cortó al demonio con su espada, pero la criatura no cayó fácilmente. Le lanzó un zarpazo que la golpeó en el hombro, pero Luna, decidida a no rendirse, lo remató con un golpe directo al corazón, destruyéndolo.

Jack observó con una mezcla de sorpresa y orgullo cómo Luna se sobreponía al dolor y eliminaba al demonio.

Bien hecho, Luna. —dijo con una sonrisa aprobatoria, mientras recuperaba el aliento—. Estás empezando a pensar antes de actuar. Eso es lo que te hará una gran cazadora.

Luna sonrió de vuelta, pero el cansancio empezaba a notarse en su rostro. Aún así, no iba a dejar que eso la detuviera.

La Batalla Final del Día

Mientras tanto, en otra parte de la ciudad, David y sus Guardianes enfrentaban a un demonio élite que parecía ser el líder de la emboscada. El demonio rugió, lanzando un rayo de energía oscura hacia David, pero este lo bloqueó con su mazo, absorbiendo el impacto.

Este demonio es diferente. Es más fuerte que los demás. —murmuró David, mientras evaluaba a su oponente.

Carmela, a su lado, asintió, lista para apoyar a su mentor.

Tendremos que derribarlo juntos. No es invencible. —dijo Carmela con determinación.

Con una estrategia en mente, ambos se lanzaron contra el demonio. El combate fue feroz, el demonio élite lanzaba ataques rápidos y devastadores, pero David y Carmela se mantenían firmes, respondiendo con golpes precisos.

Finalmente, con un golpe certero de su mazo, David rompió la defensa del demonio y, con un último esfuerzo, Carmela lo decapitó con su espada, acabando con él. La criatura se desintegró en una nube de humo negro, señal de su derrota.

El Respiro Momentáneo

Tras la emboscada, la ciudad de Noctis parecía haberse calmado. Los cazadores habían triunfado una vez más, y el número de demonios en la ciudad se había reducido drásticamente. Sin embargo, Jack, David y los demás sabían que esto no era más que una victoria momentánea. Los demonios aún no habían desplegado toda su fuerza, y el jefe de los demonios, Malakar, seguía en algún lugar, esperando su oportunidad para atacar con todo su ejército.

De regreso en la base, Jack reunió a sus cazadores. David hizo lo mismo con sus Guardianes de Hierro. Ambos líderes sabían que la guerra aún no había terminado, pero por el momento, podían darse un breve respiro.

Luna se acercó a Jack, limpiándose el sudor de la frente y sintiendo el cansancio acumulado. Él la miró, una vez más impresionado por su coraje y habilidad.

Hoy lo hiciste bien, Luna. Estoy orgulloso de ti. —dijo Jack, dándole una palmada en el hombro.

Gracias, Jack. Pero aún queda mucho por hacer, ¿verdad? —respondió ella, sabiendo que la verdadera batalla aún estaba por venir.

Jack asintió con una mirada seria.

Sí, pero ahora tenemos más control sobre la situación. Y con nuestra alianza con los Guardianes de Hierro, no estaremos solos en esto.

David se acercó, cruzando los brazos.

Juntos, somos más fuertes. Pero no debemos bajar la guardia. Los demonios aún tienen cartas bajo la manga.



Los líderes de ambas facciones se miraron, compartiendo una misma misión: acabar con la amenaza demoníaca de una vez por todas.

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